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sábado, 1 de enero de 2011

CHAMÁN DE TLATILCO


Nombre: Chamán de Tlatilco.
Cultura: Preclásico del Altiplano.
Periodo: Posclásico Medio.
Material: Cerámica. Medidas: 11 x 3.5 cm
Localización: MNA
 
Tlatilco es nombre de origen Aztekatl-Nahua y así se denominó al sitio arqueológico por su cercanía al poblado de San Luis Tlatilco, Naucalpan de Juárez, estado de México. Este lugar, que floreció en el Preclásico Medio (1200-400 a.C.), estaba ubicado en el pie de monte de las Sierra de las Cruces, en unas vegas formadas por los ríos Hondo, Los Cuartos y Totolinga, y en la loma Atoto, que hoy es parte de la colonia Ampliación San Esteban, próxima al cauce del río Hondo. El asentamiento estaba cerca de los lagos de la Cuenca de México, aproximadamente a 7 kilómetros. Hoy en día, el sitio de Tlatilco yace bajo el pavimento y la urbanización. De acuerdo con las excavaciones, los Antiguos Habitantes consumieron, entre otros alimentos, maíz y carne de aves y mamíferos, entre los que destaca el venado cola blanca.

Descripción

Postura de la figurilla. Está sentada en un banco de cuatro patas, característica que es notoria pues en la iconografía mesoamericana los asientos sólo eran usados por personajes que tenían algún alto rango. Los pies de la figurilla no tocan el suelo, las piernas y los brazos están extendidos y el torso está levemente inclinado hacia atrás, como si el personaje pretendiera equilibrar sobre el banco la parte media del cuerpo.

Tocado y cubierta del rostro. En la cabeza, la figurilla tiene un casco y una banda, que forma parte de éste, y termina en forma de cono; en los lados tiene unos adornos cuadrangulares y el rostro está semicubierto por otra banda. Las bandas tienen pigmentos blanco y amarillo, son lisas y tienen apariencia rígida, y, al parecer, no son de fibras vegetales, como el tule; si así fuera, estas características estuvieran indicadas, como sucede en otras figurillas. Quizás estas bandas fueran de piel de venado. En las excavaciones de Tlatilco, que tuvieron distintas temporadas entre 1942 y 1968, se recuperaron, entre otras herramientas, punzones, leznas y agujas hechas con huesos de patas y astas de venado cola blanca; estos objetos se emplearon en el aprovechamiento de ese y otros animales que abundaron en las sierras que circundan la Cuenca de México. De acuerdo con los arqueólogos Patricia Ochoa y Juan Martín Rojas (1994), en el Preclásico “…la mayoría de las herramientas de hueso y asta… son manufacturadas con sus restos. La longitud del venado cola blanca es de 1.3 a 2 m y pesa entre 36 y 69 kg ; su hábitat óptimo son los bosques de pino-roble”.

Collar y pectoral. El casco cubre hasta la base del cuello al personaje; ahí hay un collar del que pende un objeto circular. En otras figurillas de Tlatilco este objeto es un espejo de pirita; al parecer, el objeto circular es la representación de ese espejo.

Faja. Está formado con elementos tubulares y circulares que forman un tejido que sujeta una especie de máxtlatl o taparrabo, que también pudiera ser de piel de venado, que cubre al personaje desde un poco arriba del ombligo y llega hasta abajo de las rodillas. La faja sujeta un elemento circular que está en la espalda, a la altura de la cintura. Este elemento circular recuerda al disco que en esa parte de la espalda llevaban los guerreros mesoamericanos de épocas más tardías.

El rostro semicubierto y la alegoría de la máscara

El chamán de Tlaltilco lleva medio rostro cubierto; en el corpus de figurillas de Tlatilco y otros asentamientos de la Cuenca de México hay figurillas que llevan encima de la banda que cubre la mitad del rostro una pequeña máscara, colocada a la altura de la boca (véase Arqueología Mexicana, núm. 96, p. 28 ). Es notorio que las mascaritas, en relación con las cabezas de las figurillas, tengan proporciones similares a las máscaras localizadas en excavaciones arqueológicas, esto comprobaría que dichas máscaras eran parte de un atuendo.

En la iconografía mesoamericana los dioses de la lluvia siempre llevan máscara, ya sea bucal o facial. Mircea Eliade, estudioso del chamanismo de nuestros días afirma que: “Un chamán es un hombre que mantiene relaciones concretas, inmediatas con el mundo de los dioses y de los espíritus; los ve cara a cara, les habla, les pide, les implora…” (Eliade, 2003). En el Preclásico Medio, el cultivo del maíz estaba generalizando en los asentamientos mesoamericanos y como es sabido, este grano necesita de agua para su desarrollo. La postura y el atuendo del chamán de Tlatilco son propios de alguien que, mediante un ritual, pretende establecer comunicación con los dioses o los espíritus y solicitarles algún don, alguno tan preciado como el agua o el control de ésta.

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• Daniel Díaz. Arqueólogo por la ENAH. Iconógrafo de esta revista.