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viernes, 23 de noviembre de 2012

¿EN QUÉ ROCAS Y FÓSILES SE CONVERTIRÁ LA HUMANIDAD?





EL IMPACTO DE LA HUMANIDAD EN EL PLANETA ES TAN GRANDE que algunos proponen una nueva definición geológica: el Antropoceno. Consideran que la vida del hombre tiene los mismos efectos que marcaron el fin de los dinosaurios.

Desde nuestras ciudades y nuestras granjas hasta nuestra basura, los humanos hemos estampado firmemente nuestra marca sobre el planeta.

Muchos científicos comparten la idea de que EL IMPACTO DE LA HUMANIDAD SOBRE EL PLANETA ES TAN GRANDE Y VARIADO que ha creado un nuevo período geológico en la historia terrestre: el Antropoceno, la época humana.

El geólogo de la Universidad de Leicester, Jan Zalasiewicz, forma parte de un grupo de estudio que busca determinar si es apropiado formalizar el Antropoceno como una época en los estudios de ciencias de la tierra.

Para que se convierta en un período como la era Mezozoica, el Jurásico o el Pleistoceno, los geólogos necesitan convencerse de que estamos dejando una secuencia suficientemente distintiva de rocas y fósiles en los sedimentos que quedan en el mar, lagos y plantas.

Millones de años en el futuro, esos sedimentos se habrán compactado en rocas.

¿Qué encontrarán los científicos en ese futuro lejano? ¿Qué evidencia les llevará a concluir que el Antropoceno fue una era diferente a las épocas precedente conocida como el Holoceno (los últimos 12.000 años de relativa estabilidad climática?

HUMANIDAD, FUERZA GEOLÓGICA

Por un lado están las rocas y los fósiles que se formarán a medida que se desarrolla el Antropoceno en los próximos millones de años.

Pero también se habla de lo que los científicos llaman la capa fronteriza del Antropoceno: una pequeña franja de los últimos dos siglos (y seguramente los próximo cien años).

Allí estará LA EVIDENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO: los eventos de transición que lanzaron al planeta hacia esta 'historia geológica' diferente.

Paul Olsen del Observatorio Lamont-Doherty de Nueva York, estudia la frontera entre los períodos Jurásico y Triásico que se formó 200 millones de años atrás, cuando los grandes dinosaurios se convirtieron en las criaturas dominantes del planeta.

Olsen muestra LAS CAPAS ENTRE AMBAS ERAS: una delgada porción de arcilla blanca encima de la cual hay una aún más delgada banda de carbón. Debajo de la arcilla blanca, las rocas más viejas abundan en fósiles vegetales.

Pero encima de la arcilla blanca solo hay unas pocas esporas fosilizadas de helechos, algo que se consideran 'datos del desastre', porque se trata de las primeras plantas que aparecen para recolonizar paisajes devastados.

Allí Olsen señala la evidencia de LA EXTINSIÓN MASIVA QUE SUCEDIÓ ENTRE 10 Y 100 MILLONES DE AÑOS.

La hipótesis es que UN GIGANTESCO EVENTO VOLCÁNICO añadió tanto monóxido de carbón y dióxido sulfúrico a la atmósfera que el cambio climático devastó los ecosistemas marinos y terrestres, y al menos el 75% de las especies se extinguieron.

'Basados en los tipos de cambios que los humanos han producido, ES CLARO QUE TENDREMOS UN MARCADOR GEOLÓGICO, que los humanos son una fuerza geológica y que estamos en un nuevo período geológico de un tipo nunca visto en la Tierra', asegura Olsen.

CIUDADES FÓSILES

Un marcador que dejaremos en algunas partes del planeta serán los restos fosilizados de las ciudades, en el entendido de que algún día sean abandonadas. SERÁN EL EQUIVALENTE ANTROPOCENO DE LA LAVA DEL JURÁSICO: remanentes físicos de la transición planetaria.

Según Jan Zalasiewicz SOLO CIERTAS CIUDADES DEJARÁN MARCAS DISTINTIVAS. Ciudades interiores como Moscú o Nueva Delhi se convertirán en anónimas arenas, mientras que las costeras, como Nueva York, Dhaka o Ámsterdam quizá queden en un estado parcialmente reconocible.

'Las cloacas y el sistema eléctrico, los subterráneos, se conservarán muy bien. En la superficie los edificios colapsarán caóticas en masas de escombros. Pero formarán estratos muy diferentes a cualquier cosa que haya habido antes', pronostica Zalasiewicz.

Será así porque las formas y los materiales de ESOS 'ESTRATOS URBANOS' no se parecerán a nada que haya formado la naturaleza.

'El concreto es como una caliza arenosa así que tiene un buen potencial de conservación. Los ladrillos pasarán de rojo a gris, mantendrán la forma aunque posiblemente se aplanen un poco', considera Zalasiewicz.

'El vidrio se volverá un material lechoso y se cristalizará muy finamente. El acero se oxidará y desaparecerá pero dejando huecos donde alguna vez estuvo. Así que podemos aplicar las principios de la geología a los nuevos estratos que estamos haciendo para predecir cómo lucirán en decenas de miles de años.'

EXTINCIÓN EN MASA

LOS ANIMALES Y PLANTAS FOSILIZADOS DEL ANTROPOCENO también tendrán valor, asegura el paleontólogo de la Universidad de California-Berkeley, Anthony Barnosky.

Las fronteras entre períodos geológicos están marcadas por LA EXTINCIÓN DE MÚLTIPLES ESPECIES Y, EN CINCO CASOS EN LA HISTORIA DE LA TIERRA, POR EXTINCIONES MASIVAS, la última de las cuales sucedió 65 millones de años atrás y significó el fin de los dinosaurios.

'Estamos causando que muchas especies se hayan extinguido o que vayan rumbo a la extinción. Yo comparo lo que está pasando hoy con el asteroide que eliminó a los dinosaurios, sólo que nosotros somos el asteroide', afirma Barnosky.

Los últimos cálculos de Barnonsky, publicados en la prestigiosa revista Nature, son buenas noticias para los que proponen oficializar el Antropoceno, pero malas para el resto de nosotros.

Al comparar el ritmo de extinción de animales durante los últimos cinco siglos con los testimonios fosilizados de LAS CINCO PREVIAS 'EXTINCIONES MASIVAS, el equipo de Barnonsky concluye que la extinción va a una velocidad 12 veces mayor que durante tiempos de estabilidad evolutiva.

'SI CONTINUAMOS ASÍ Y VEMOS EL MISMO RITMO DE PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD QUE HEMOS VISTO EN LOS PASADO 500 AÑOS, veremos la magnitud de desapariciones que fue característica de los dinosaurios en un par de siglos, quizá antes'.

domingo, 11 de noviembre de 2012

ANALIZARÁN ORIGEN COLONIAL DEL CULTO A LA SANTA MUERTE



*** El culto a la imagen esquelética, como se practica hoy, surgió mediados del siglo XX, pero tiene sus antecedentes en el periodo virreinal, de acuerdo con la antropóloga Katia Perdigón

*** Los jueves de noviembre, la especialista impartirá en el Museo Nacional del Virreinato el curso: Historia, concepto, alegoría y religiosidad popular en torno a la muerte

Aunque el culto a la Santa Muerte tal como se conoce hoy en día, con el tipo de rezos y concepto, no va más allá de mediados del siglo XX, la veneración a la imagen esquelética tiene sus antecedentes en la época colonial, señaló la antropóloga Katia Perdigón Castañeda, quien analizará estos temas en el Museo Nacional del Virreinato, durante un curso que se impartirá los jueves de noviembre.

La investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), refirió que la muerte representa para muchos una palabra tabú y su sola mención produce silencio, admiración y miedo, por ello la necesidad de romper prejuicios mediante el conocimiento de su historia, concepto, alegoría y religiosidad popular, aspectos a tratar en dicha actividad académica.

Si bien algunas ideas prehispánicas en torno a la muerte sobrevivieron a través de las crónicas de los españoles, entre ellas por fray Bernardino de Sahagún en su Historia de las cosas de Nueva España, éstas —opinó Perdigón Castañeda— fueron matizadas por la propia cultura de los conquistadores; asimismo, los vestigios arqueológicos no son del todo suficientes para tener un parámetro real de lo que se opinaba al respecto en la antigua Mesoamérica.

De acuerdo con la doctora en Antropología Social, pionera en estudios sobre la Santa Muerte, este ícono proviene de las danzas macabras y algunos diseños grecolatinos, de ahí la presencia de la guadaña, el manto y la balanza, por mencionar algunos elementos.

Durante la Colonia, el trabajo evangelizador se enfocó en preparar a devotos y conversos para recibir una “buena muerte”. Este concepto, junto con el del fallecimiento como castigo por el pecado de Adán y Eva, y el del Juicio Final, dio pie a una rica iconografía plasmada en el arte virreinal.

Por ejemplo, refirió Katia Perdigón, en esa época grandes esculturas con la imagen esquelética salían en procesión el Viernes Santo. De éstas, se conservan al menos tres en el país que son veneradas hasta el día de hoy: la Santa Muerte de Yanhuitlán, que es visitada en el ex convento dominico de esa localidad oaxaqueña; y las conocidas como San Bernardo y San Pascual Bailón, en Tepatepec, Hidalgo, y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, respectivamente.

Para la especialista del INAH, es probable que los adoctrinados abstrajeran en estos elementos escultóricos los conceptos cristianos acerca de la “buena muerte”, de modo que los convirtieron en motivo de culto.

“En la época colonial, la Iglesia católica vio como una herejía esta veneración hacia la imagen esquelética de la muerte. De acuerdo con documentos inquisitoriales de los siglos XVII y XVIII que pude consultar, las represalias no iban dirigidas a la gente involucrada, sino a la acción en sí, incluso en 1797 se arrasó una capilla en el pueblo de San Luis de la Paz, donde se ejercía este culto”, abundó Perdigón Castañeda.

Ya en el siglo XIX, luego de la desamortización de los bienes de la Iglesia, que conllevó también la secularización de los panteones, apuntó la restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, los feligreses dejaron de comprender en buena parte el sentido católico de prepararse para el “bien morir”, y por ende de la imagen de la muerte.

“Así surgió una iconografía totalmente distinta, por ejemplo, las danzas macabras y la representación del Triunfo de la Muerte se convirtieron en otra cosa, de tal manera que son retomadas para realizar la burla política, esto lo comenzó el caricaturista Gabriel Vicente Gahona (‘Picheta’) en el sureste, y años más tarde lo hizo José Guadalupe Posada, con la imagen de La Catrina”.

Salvo la imagen del esqueleto en sí, Perdigón Castañeda advirtió que la actual religiosidad popular en torno a la Santa Muerte, con sus características propias (un bricolaje de ideas, sincretismos y símbolos retomados lo mismo de la religión católica, la yoruba u otras), poco o nada tiene que ver con esa devoción virreinal.

“No sabemos quién lo impulsó, pero es posible que entre 1950 y 1960 circularan las primeras estampas con esta imagen y un rezo específico en el reverso, para ese periodo quienes le oraban eran sobre todo personas que estaban en peligro de muerte, fuera por su estilo de vida o tipo de trabajo.

“Lo mismo —continuó la antropóloga— se acercan a ella (la Santa Muerte) amas de casa, que médicos o policías; sin embargo a finales de los años noventa, el amarillismo ha ligado su culto a grupos fuera de la ley o personas que viven o ejercen en las calles, tras difundirse que el secuestrador Daniel Arizmendi, alias “El Mochaorejas”, capturado en esa década, era devoto de la imagen”.

Katia Perdigón concluyó que esta devoción surgida en la región centro del país ha cruzado las fronteras sur y norte, e incluso el Océano Atlántico, pues en Europa su iconografía es retomada como un elemento kitsch, de manera que es imposible pronosticar su duración pues se ha reactualizado y reestructurado, de acuerdo con las necesidades del momento y los gustos de quienes profesan este tipo de creencias.