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viernes, 30 de julio de 2010

ARQUEOASTRONOMIA DE CALCOENE BRASIL



Un grupo de arqueólogos ha descubierto una alineación de bloques de granito en lo alto de una colina del Amazonas cercana al pueblo de Calcoene, en el estado de Amapa (Brasil).

Se trata de 127 bloques de hasta 3 metros de altura que se disponen en intervalos regulares en torno a la colina, formando una corona de más de 30 metros de diámetro. El día 21 de diciembre, solsticio de invierno, la sombra de uno de los bloques desaparece cuando el sol se sitúa exactamente sobre él, lo cual hace pensar que el complejo era un observatorio astronómico. En cuanto a su datación, se cree que puede tener entre 500 y 2.000 años de antigüedad.

 Calçoene, Brasil. Descubren un observatorio astronómico precolombino en la Amazonía. El observatorio podría tener más de 2.000 años de antigüedad.

Arqueólogos Brasileños descubrieron un Observatorio Astronómico Precolombino que podría tener más de 2.000 años de antigüedad en el estado amazónico de Amapá, fronterizo con la Guayana francesa.

El descubrimiento, en Calçoene, interior de Amapá, a 390 kilómetros de Macapá, la capital del Estado, está constituido de 127 bloques de granito, de tres metros de alto, dispuestos en Círculos a Intervalos Regulares en un espacio abierto, indicó la arqueóloga Mariana Petry Cabral este viernes al diario ’O Globo’.

La investigadora, del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Amapá (Iepa), dijo que «solo una sociedad de cultura compleja podría construir tal monumento», lo que disipa la creencia de que la Amazonía jamás fue habitada por sociedades desarrolladas.

Por el momento, es imposible precisar la edad de la obra. La estimación que remonta su construcción de 500 a 2.000 años se basa en fragmentos de cerámicas encontradas en las proximidades.

Según Mariana Cabral, la Construcción parece una especie de Templo que pudo ser utilizado como Observatorio Astronómico, porque los bloques de granito están dispuestos de manera que marcan El Solsticio de Invierno. En diciembre, el sol pasa exactamente a través de un orificio de un bloque.



Se dice que los antiguos pueblos amazónicos se orientaban por la posición de las estrellas y de los ciclos de la luna para cultivar y para realizar sus Rituales Religiosos.

Para los investigadores del Iepa, el Monumento es el Stonehenge de la Amazonía, el famoso conjunto de monolitos situado en Salisbury, en el sur de Inglaterra, del que hasta ahora se desconoce exactamente su función y se ignora cómo las enormes piedras fueron transportadas hace 5.000 años.

La Construcción Amazónica encierra los mismos misterios, afirmaron loa arqueólogos.


Observatorio celeste descubierto en Amazonía

Arqueólogos descubrieron en un punto remoto de Amapá lo que parece ser el mayor observatorio astronómico de Brasil precolonial. El observatorio está formado por 127 bloques de granito distribuidos en intervalos regulares por una clareira, a 16 kilómetros del municipio de Calçoene y a 390 kilómetros de Macapá.

Para los arqueólogos, sólo una sociedad con una cultura compleja podría haber construido el monumento. Para ellos, el hallazgo contribuye significativamente para enterrar la idea de que Amazonía nunca abrigó sociedades desarrolladas.

El monumento puede tener hasta 2.000 años de edad. De momento, es imposible saber la edad del observatorio. Pero, para los investigadores tendría entre 500 y 2.000 años de edad. La estimativa fue basada en fragmentos de cerámica encontrados junto a los monolitos (bloques de piedra), algunos con tres metros de altura. Sin embargo, sólo con las excavaciones que comienzan ahora será posible saber la edad del observatorio.

La arqueóloga Mariana Petry Cabral, del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas del Estado de Amapá (Iepa), explica que el monumento era conocido por la población local hace muchos años, pero jamás había sido estudiado. La importancia de los bloques fue reconocida cuando técnicos del Iepa y de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería, fueron a realizar un levantamiento económico del área y tuvieron la atención despertada por la alineación de las piedras. Mariana dice que el local debería ser una especie de templo y podría haber sido usado como observatorio astronómico.

Ya se descubrió que las piedras están dispuestas de forma a marcar el solsticio de invierno y que en diciembre el Sol pasa exactamente por el medio de una de las piedras. Se sabe que antiguos pueblos de Amazonía se orientaban por la posición de las estrellas y las fases de la Luna para plantar y realizar rituales religiosos.


Para los investigadores del Iepa, el monumento de Amapá es el Stonhenge de Amazonía  una alusión al complejo monolítico de Stonehenge, en Salisbury, sur de Inglaterra. Stonehenge es una especie de altar de piedras y habría sido enhiesto hay 5.000 años. Hasta hoy, no se sabe ni exactamente cual su función y mucho menos quién lo erguió. El modo como las piedras enormes fueron llevadas pera el local también permanece un misterio.

El monumento de Amazonía trae los mismos misterios. Los arqueólogos no saben que pueblo puede haberlo construido y cual era su función exacta. La tecnología empleada para cortar y transportar las piedras para el lugar y las dispuso en círculo es una incógnita. El grupo del Iepa supone que las piedras fueron llevadas por barco y llegaron al lugar a través de un brazo del río conocido como; Riego Grande.

Pueblos del pasado

La identidad de los autores del Stonehenge de la Amazonía puede estar en los fragmentos cerámicos dejados por ellos. Hasta la llegada de los europeos, Amazonía abrigaba numerosas culturas, la gran mayoría de ellas hoy extinta. Esos pueblos desarrollaron formas distinguidas de trabajar sus cerámicas.

Sabemos muy poco sobre la arqueología de Amapá. Pero un hecho es que la región tenía muchas etnias — explica Mariana Petry Cabral. Ella está convencida, sin embargo, que un pueblo capaz de levantar un monumento tan impresionante ciertamente pertenecía a una sociedad bien organizada. Los investigadores descubrieron un fragmento que parece haber sido parte de una urna funeraria. En él hay la marca de una mano, una característica ya encontrada en algunas culturas de Amazonía. — Los habitantes, nos contaron que hallaron en el lugar, hace algunos años, dos urnas funerarias. Tenemos esperanza de encontrar más — dice la arqueóloga. Descubrimientos recientes por toda Amazonía vienen a los pocos escribiendo una nueva historia de la ocupación de la floresta. Cada vez más indicios de culturas bien organizadas, algunas surgidas hace 5.000 años más, son encontrados.


La versión tropical de Stonehenge

Los 127 bloques de granito descubiertos en un promontorio amazónico podrían ser los vestigios del observatorio astronómico más antiguo de América del Sur, según arqueólogos que afirman que el hallazgo desafía algunas de las creencias sobre la prehistoria de la región.

Los bloques, algunos de ellos de una altura de tres metros, yacen uno cerca de otro alrededor de la loma como formando una corona de unos 30 metros de diámetro. El lugar está cerca de la aldea de Calcoene, al norte del ecuador, cerca de la costa del estado de Amapá, en el lejano norte de Brasil, en la frontera con Guyana Francesa.

En el día más corto del año, el 21 de diciembre, la sombra de uno de los bloques desaparece cuando el sol se coloca en forma perpendicular y sólo reaparece cuando el astro empieza a ocultarse.

“Es la alineación de este bloque con el solsticio de invierno la que nos llevó a creer que el lugar ha sido alguna vez un observatorio astronómico”, dijo Mariana Petry Cabral, arqueóloga del Instituto de Investigaciones Técnicas y Científicas del estado de Amapá. “También podríamos estar contemplando los restos de una cultura sofisticada”, agregó.

Los antropólogos saben desde hace mucho tiempo que las poblaciones indígenas fueron observadoras del Sol y las estrellas, pero el descubrimiento de una estructura física que parece incorporar ese conocimiento sugiere que los indios precolombinos de la selva amazónica eran más sofisticados de lo que se sospechaba.

“Transformar ese conocimiento en un monumento; la transformación de algo efímero en algo concreto podría indicar la existencia de una población más numerosa y de una organización social más compleja”, dijo Cabral.

Cabral, quien ha dedicado el último año a estudiar el lugar, cree que éste fue habitado por los antepasados de los indios palikur y que podría tener entre 500 y 2.000 años.


Los campesinos y los pescadores de la región han sabido de este “Stonehenge tropical” durante años, pero los arqueólogos se enteraron gracias a un mapeo geológico realizado en la región a principios del 2005.

Algunos científicos no involucrados en el descubrimiento dijeron que el lugar podría proporcionar claves valiosas para entender las sociedades precolombinas en la región amazónica.

“Considerando que los astros, las estrellas, las constelaciones, etc. tienen una importancia muy grande en la mitología y cosmología amazónicas, no me sorprende de modo alguno que tal observatorio exista”, dijo Richard Callaghan, profesor de Geografía, Antropología y Arqueología de la Universidad de Calgary.

“Nadie nunca describió algo así. Este es un descubrimiento extremadamente nuevo, algo único”, dijo el profesor Michael Heckenberger, del Departamento de Antropología de la Universidad de Florida.

Heckenberger dijo que si bien las pruebas de carbono y nuevas excavaciones deben realizarse en el lugar, algunos factores lo llevaban a creer que podría efectivamente tratarse de un observatorio astronómico.

Los arqueólogos brasileños volverán al lugar en agosto, al finalizar la temporada de lluvias.

Para Heckenberger, el hallazgo se suma a una creciente corriente de pensamiento entre los arqueólogos de que la prehistoria de la región amazónica fue más variada de lo que se pensaba.

“La imagen tradicional es que en algún momento hace miles de años pequeños grupos de horticultores de la floresta tropical llegaron al lugar y que nunca cambiaron. Lo que ahora vemos es exactamente como era hace 3.000 años”, dijo Heckenberger. “Esto es una cosa más que sugiere que a lo largo de los miles de años pasados las sociedades han cambiado bastante”.

 Plano principal de la distribución del Observatorio .Observe la alineación al Norte

 Petroglifos descubiertos en la zona del Observatorio, estos pueden ser anteriores

 Geoglifos que corresponden a trazos de otras alineaciones, que nos dicen que hubo mucha actividad humana en esta zona

viernes, 23 de julio de 2010

NEPOHUALTZINTZIN:LA ÚLTIMA QUIPUCAMAYOC


Licuna y la historia entre nudos. La mente de Licuna es caprichosa y sabia. Olvida información elemental, pero recuerda la trascendental, esa que viene de Tiempos Inmemorables, esa de la que depende el futuro de la tradición. Por eso no le importa saber con exactitud cuántos años tiene, lo que le interesa es retener cómo se mueve la mano, cómo trabajan los dedos. En Cuspón, donde ella vive, esa habilidad tan suya, es vital para la muerte.


- “Doctor, en mi pueblo existe una mujer que todavía hace quipus, le dijo hace cuatro años Filomeno Zubiate a su amigo, don Federico Kauffmann Doig. Al escucharlo, el reconocido etnógrafo abrió los ojos sorprendido.

- ¿Hace quipus, dices?, ¿los usa?

- Sí, doctor, pero solo cuando alguno de la aldea se muere.

- Filomeno, tiene usted que llevarme a su pueblo.

- Claro, doctor, pero no es tarea fácil. Cuspón está allá lejos, bien arriba, en la puna. Solo se puede llegar a lomo de bestia.

CUSPÓN


- Yo llego, Filomeno. Me tiene usted que llevar.

Así fue como el también arqueólogo se enteró de la existencia de Licuna, la última Quipucamayoc (“la que crea quipus”, en quechua) de una pequeña comunidad ancashina de la provincia de Bolognesi, que está allá lejos, bien arriba, en la puna, sobre los 4.100 m.s.n.m.; una de las pocas con vida de las que se tenga registro en la actualidad.

Kauffmann luego conocería que un colega suyo, Arturo Ruiz, había arribado al lugar a finales de los noventa, guiado a su vez por el buen Zubiate. Pero no era lo mismo escucharlo o leerlo. Que a un investigador de las costumbres ancestrales le cuenten que una de ellas, casi desaparecida, sigue en vigencia, es una invitación directa a coger el mapa, agarrar la mochila y partir para ver con los propios ojos.


Sin embargo, cuenta el investigador, el viaje se dilató debido a que tuvo que partir a Alemania para ser embajador, un cargo que ejerció por tres años en los que añoró como nunca sus expediciones científicas a los Andes y la selva del Perú. Una vez de vuelta, la primera aventura no podía ser otra que la de ir a buscar a esa mujer que confeccionaba y usaba quipus, exactamente iguales, a los que se hacían en el Tahuantinsuyo.

“Licuna es como le dicen, pero se llama Gregoria Rivera. Debe tener unos 85 años y está muy lúcida, aunque olvide su edad. Cuando la conocí me dijo bien orgullosa que el conocimiento provenía de su madre, que a esta se lo heredó su abuela, y así, para atrás”, narra el historiador.

- “Tengo un quipu que no llegué a usar, se lo voy a enseñar”, le dijo Licuna a Kauffmann a fines de agosto.

ATADURA DE PENSAMIENTOS

Lo que Licuna mostró al estudioso fue un cordel trenzado de varios metros de largo en el que se podían observar muchos nudos. Los atados le parecieron muy familiares. Pronto, ella confirmaría lo que Zubiate le había dicho años antes, que los confeccionaba cada que vez que alguien en Cuspón perdía la vida. El que sacó era azul y blanco.

“A este artefacto se le puede llamar quipu porque los nudos son exactamente iguales a los que yo he encontrado y que datan de la época del Incanato. A ello se suma el hecho de que lo envuelven muchos conceptos relacionados al Imaginario Inca, e incluso Preínca, aunque mezclados con principios propios de la doctrina católica. De esto último se deriva que su función ya no sea la misma”, subraya el etnógrafo al contar su experiencia.


Lo que tenía Kauffmann en sus manos era un elemento producto del Paso de la Historia. Ya no servía para contabilizar productos agrícolas, el ganado o estadísticas demográficas, como solía utilizarse en el siglo XV, XVI o XVII, y aún antes. Los quipus de Licuna tienen un fin mágico: proteger a los difuntos durante su viaje al cielo. Los nudos de Licuna son rezos, avemarías.

“El motivo por el que el quipu sobrevivió al proceso evangelizador fue porque se adaptó al cambio de pensamiento para privilegiar la religión española. Los indios comenzaron a usar los quipus, el sistema de cuentas de sus ancestros para orar. Lo que se preservó, sin embargo fue la forma física y la creencia Inca de que hay que proteger el camino de los muertos, el tránsito al más allá”.

  
Cuando alguien fallece, empieza el trabajo para Licuna, quien al tener listo el quipu lo coloca como un cinturón alrededor de la cintura del difunto. Con aquel permanece durante el velatorio, con aquel se va hasta la tumba.

- “¿Y cuando usted parta, ¿quién le va a hacer su quipu?”, le preguntó Kauffmann a doña Licuna la última vez que la vio.

- Ya le he enseñado a mi hija. Lo que me enseñaron, yo se lo he pasado a ella.

LA FRASE

“En pueblos pequeños y remotos es posible encontrar que se siguen costumbres y tradiciones ancestrales, como ha ocurrido en el caso de Cuspón”.


 

sábado, 17 de julio de 2010

NEPOHUALTZINTZIN: LAS LABRADAS


La Cultura Teotihuacana por medio de sus Sacerdotes Toltecas,  ubicaron los movimientos del Sol aparentes como los trópicos en ambos hemisferios del continente

Además sus hermosas playas, rica gastronomía y la calidez de su gente, Sinaloa cuenta con un valuable tesoro arqueológico: El conjunto de petroglifos de Las Labradas, ubicadas en el municipio de San Ignacio, en el puerto de Barras de Piaxtla.

Las Labradas fueron elaboradas por los toltecas, quienes recorrían largas distancias para buscar presas para la cacería guiados por su líder espiritual, quien mantenía el orden de la tribu y tallaba en roca lo que veía en sus sueños y visiones. Estos petroglifos son las expresiones artísticas más antiguas del noroeste del país y se han conservado en buen estado a pesar del embate del tiempo y las olas del mar.  Investigadores y arqueólogos coinciden que Las Labradas fueron esculpidas hace alrededor de mil a mil quinientos años.

Formas de todo tipo se dan cita en Las Labradas.  Plantas, flores, peces, seres humanos y animales de piedra conviven armoniosamente en sus lienzos de piedra.  Una espiral abierta llama la atención de propios extraños, ya que en muchos lugares del mundo este símbolo ha sido encontrado acompañado o de manera independiente. Algunos investigadores proponen que la espiral representa al sol, otros, el cosmos.  Lo mismo sucede con las figuras humanas representadas en piedra: ¿dioses o chamanes?  Cuestión de criterio, cuestión de puntos de vista o una invitación a una fascinante investigación. Otros, ven en Las Labradas la expresión artística de los moradores de la época.

El significado de los petroglifos de Las Labradas permanece indescifrable. Su uso probablemente fue para rituales y ceremonias en honor a los dioses pidiendo por la llegada de las lluvias, la buena cosecha y cacería.  Sin embargo, hay algo que no se encuentra sujeto a discusión: en sus figuras se rinde un inminente homenaje a la vida en todas sus formas y manifestaciones, un mensaje que después de miles de años puede ser entendido por cualquier cultura, religión, latitud o en la misma mística playa de Barras de Piaxtla.

Para llegar a las labradas:

Tomar la carretera 211 de Mazatlán a Culiacán y aproximadamente en el Km. 75, antes de llegar a Estación Dimas, se encuentra la desviación hacía Barras de Piaxtla.








viernes, 9 de julio de 2010

NEPOHUALTZINTZIN:ARQUEOASTRONOMIA SOLAR


 Fig.1:Observador Azteca de la "Bovéda Celeste"

Observatorio Azteca con un Arqueómetro



Observador MAYA: "Echale un Ojo"

Calendario del Ciclo del Planeta Venus



Calendario de Horizonte; Ushnu de Huánuco



Calendario de Horizonte; Uaxactun



Calendario de Horizonte; Mitla, Oaxaca, México



Calendario de Horizonte; Dzibilchaltun, Yucatán



Dzibilchaltun, Cita con El Sol



Chaak Dios de la lluvia, nos bendice con su aparición; Ha comenzado la época de lluvias



Solo se puede entender la importancia de este fenómeno fisico, al estar ahí



Mecanismo del Arqueometro Teotihuacano



Calendario de Horizonte; Teotihuacan

jueves, 1 de julio de 2010

NEPOHUALTZINTZIN: SISTEMA ARITMÉTICO AZTECA



Medían utilizando Glifos para; Ilustrar Dimensiones Inferiores a su Unidad. Matemática de la UNAM y geógrafa de Wisconsin descifran su Sistema Fraccional.



El Mapa de Oztoticpac, en la Biblioteca del Congreso de EU, registró en 1540 numerosas Parcelas.  Foto: Biblioteca del Congreso.

Los Aztecas tenían una Aritmética Especial que incluía fracciones de una unidad para medir y registrar tierras.

Era un Sistema tan Sofisticado, dice un estudio que pública hoy la revista Science, que les permitía llevar registros detallados del valor de la tierra para cobrar impuestos.


Las autoras, de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y de Wisconsin, Estados Unidos, analizaron dos códices que documentan las propiedades agrícolas de los habitantes de la ciudad de Tepetlaoztoc de 1540 a 1544.

Hallaron que el registro de las Áreas de Tierra se basa en un singular Sistema de Cálculo muy similar al utilizado hoy por los gobiernos para valuar la tierra.

“Estos códices contienen una información única en su género”, dijo la profesora María del Carmen Jorge y Jorge, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM, una de las autoras del estudio.

No se conocen otros documentos que tengan un registro de perímetros y áreas, y el de los aztecas era un sistema muy complejo de tributos”, agregó.

Tepetlaoztoc era un pueblo de Texcoco, un Señorío Azteca muy importante ubicado cerca de lo que hoy es la Ciudad de México.

Existen varios códices provenientes de esa región que se han conservado y los dos estudiados ahora, el Códice de Vergara y el de Santa María Asunción, son los más importantes.
“Son documentos valiosísimos porque creemos que no hay otros registros de áreas de las Culturas Mesoamericanas”, señaló la investigadora.


El objetivo de estos registros era similar al que mantienen los gobiernos hoy en día, es decir, valuar los títulos de tierra para cobrar impuestos.

Y tal como señala la investigadora “los Aztecas eran extraordinarios contadores cuando se trataba de llevar a cabo transacciones de bienes raíces”.

Era un Cálculo tan sofisticado, dice, que incluso tenían clasificaciones específicas para cada tipo de suelo.

“Cada parcela tenía un glifo que representaba el tipo de suelo”, señaló la académica.
“Así que el códice no sólo contiene el censo de la población y los terrenos que poseía cada señor, sino que además registra el tipo de suelo y sobre éste se basaba su valor”.
“Un suelo arenoso y de ‘tepetate’”, agrega, “no rendía lo mismo que la tierra roja o la tierra amarilla”.

Así los Aztecas Calculaban, según el tipo de suelo y el área, lo que producía cada parcela y sobre este cálculo el propietario pagaba tributo.

Las investigadoras descubrieron que en los Registros de Perímetros los Aztecas incluían símbolos (corazones, manos y flechas) que son una alternativa para las fracciones.

“Se sospechaba que estos símbolos —que llamamos mónadas— servían para dar exactitud a la medición de los lados ya que representaban medidas más pequeñas que la unidad de longitud”, dijo la experta.

Descubrieron que estos Símbolos Eran Medidas Menores a la Unidad Estándar, lo que hoy consideramos fracciones.

Tras calcular los registros en el códice las científicas se dieron cuenta de que sólo usando estas “fracciones” se pueden lograr los resultados de las áreas registradas.

Tal como señala la investigadora, “nuestra interpretación es que estas unidades más chicas son similares a lo que usamos hoy en día como pies y pulgadas”.

“Igual que con doce pulgadas completamos un pie, con sus mónadas los aztecas formaban una unidad de longitud”, el TLALQUAHUITL, que medía 2.5 metros.

Según el estudio, una mano representa 1.5 metros; una flecha, 1.25 metros; un corazón, un metro; un brazo, cerca de 0.83 metros, y un hueso, 0.5 metros, todos como fracciones de un TLALQUAHUITL.

La complejidad de Contar con un glifo “para registrar cada tipo de suelo es algo único”, señaló Jorge y Jorge.

“Y esto nos dice que ésta era una Cultura sumamente desarrollada, por lo cual es una lástima pensar sólo en sacrificios humanos cuando se habla de los Aztecas”, afirmó la investigadora mexicana.

CLAVES

Tributos
• Los Aztecas tenían muy bien organizado todo lo que se relacionaba con apropiarse de riqueza. Sus inspectores medían con precisión cada parcela para determinar cuánto debía pagar su dueño como impuesto.
• Entre los códices que aún se conservan, algunos no son otra cosa que registros detallados de los tributos pagados al imperio azteca por alguna de las 38 provincias.
• ¿Ejemplos? Los totonacas de Zempoala pagaban como tributo lanzas, escudos de plumas y caracoles marinos; los Xochimilcas, maíz, chile y frijol.

Los códices

Los españoles aniquilaron la mayor parte de la cultura azteca tras la Conquista, pero lograron salvarse dos manuscritos del siglo XVI, el Códice Vergara y el Códice de Santa María Asunción. Ambos documentos, propios de la cultura Acolhua, detallan la propiedad de la tierra en la región de Texcoco.

La parte inicial de cada código contiene un censo detallado de las familias que vivían en cada pueblo. La segunda parte enumeraba las parcelas que eran propiedad de cada vivienda.
La parte que ilustra las parcelas usa los puntos y líneas propios de la numeración azteca, pero también glifos de manos, flechas, corazones, representando distancias inferiores a la unidad estándar de los aztecas, EL TLALQUAHUITL.

En 1980, Herbert Harvey y Bárbara Williams, de la Universidad de Wisconsin, descifraron las partes numéricas del Códice de Santa María Asunción y demostraron que aluden a las superficies de las parcelas representadas en el códice.

A partir del 2000, María del Carmen Jorge y Jorge trabajaron con Williams en el desciframiento del significado de los glifos faltantes.