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sábado, 20 de noviembre de 2010

NAHUI OLLIN FILOSÓFICO


 El mito del QUINTO SOL es un mito Mesoamericano sobre la creación del mundo, Universo y la Humanidad. Según él, la Tierra ha pasado por Cinco Etapas diferentes desde su creación, regidas cada una por un sol.

El primer Sol se llamaba NAHUI-OCELÓTL (Cuatro-Ocelote o Jaguar), porque el mundo, habitado por gigantes, había sido destruido, después de tres veces cincuenta y dos años, por los jaguares, que los aztecas consideraban nahualli o máscara zoomorfa del dios Tezcatlipoca.

El segundo Sol, NAHUI-EHÉCATL (Cuatro-Viento), regida por Quetzalcóatl, desapareció después de siete veces cincuenta y dos años al desatarse un gran huracán, que transformó a los sobrevivientes en monos.

El tercer Sol, NAHUI-QUIAHUITL (Cuatro-Lluvia), desapareció al cabo de seis veces cincuenta y dos años, al caer una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios de la lluvia, de largos dientes y ojos enormes. Los habitantes de la tierra eran en su mayoría inmorales y perversos, y los sobrevivientes se transformaron en pájaros y guajolotes.

El cuarto Sol, NAHUI-ATL (Cuatro-Agua), cuya regente fue Chalchiutlicue acabó con un terrible diluvio, después de tres veces cincuenta y dos años, al que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, que se refugiaron bajo un enorme ciprés (en realidad, ahuehuete). Cada uno de estos soles corresponde a un punto cardinal: Norte, Oeste, Sur y Este, respectivamente. En él sucedió que todo se lo llevó el agua y la gente se convirtió en peces.

El quinto sol, NAHUI-OLLIN (Cuatro-Movimiento), porque está destinado a desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra, momento en el que aparecerán los monstruos del Oeste, tzitzimime, con apariencia de esqueletos, y matarán a toda la gente. Quetzalcóatl, junto con Xólotl, creó a la humanidad actual, dando vida a los huesos de los viejos muertos con su propia sangre. El Sol presente se sitúa en el centro, quinto punto cardinal y se atribuye a Huehuetéotl, dios anciano del fuego, porque el fuego del hogar se encuentra en el centro de la casa.

Para los AZTECAS y MAYAS el QUINTO SOL fue creado en la Antigua Ciudad de TEOTIHUACAN.



¿HAY FIN DEL MUNDO PARA LOS AZTECAS?

Soustelle explica en su libro El Universo de los Aztecas, que el Cosmos en la visión de este pueblo era un juego dinámico de fuerzas. La muerte seguía a la vida y la nueva vida seguía a la muerte. La creación tenía sus secretas raíces en la destrucción que a su vez se derivaba de la anterior.

El arte de tejer y destejer la trama de la vida era dominado por los dioses. Nada más natural que el fin del mundo y nada más ordinario que la creación de otro. Tanto así que antes de que este sol calentara nuestras cabezas; otros cuatro mundos y otros cuatro soles habían ya conformado el escenario de otras cuatro humanidades.
Tezcatlipoca y el primer sol. Sol Jaguar:

Mucho tiempo antes de que el más antiguo de nuestros Antiguos Ancestros existiera, hubo una primera Tierra con una primera raza humana que era iluminada por un primer sol. El Sol Jaguar, NAHUI OCELOTL.

Pero quizá porque aquella gente era demasiado alta, o porque gustaban de comer raíces de la tierra o porque nada debía ni debe durar para siempre, los dioses decidieron acabar con aquella Era.

El oscuro Tezcatlipoca, dios del Norte, del frío, de las tinieblas, tomó el papel del primer destructor. Transformado en un jaguar subió al cielo y derribó al primer astro de manera que la oscuridad y el frío cubrieron por completo al mundo.

Para asegurarse de que ninguna traza de vida permaneciera indemne, Tezcatlipoca liberó a un ejército de jaguares que corriendo a través de la oscuridad devoraron a quienes aún no habían muerto.

Consumada la destrucción los dioses se propusieron crearlo todo de nuevo.

Quetzalcóatl y el segundo sol. Sol de viento:

El segundo sol, la segunda creación y la segunda humanidad fueron marcadas con el signo del viento, NAHUI EHÉCATL.

Su existencia transcurrió como debía y llegado el plazo el dios Quetzalcóatl, “serpiente emplumada”, bajo su acepción de dios de los vientos, llevó a cabo el más grande de los actos de magia.

Echando mano de los cuatro vientos formó un inmenso huracán. A su paso el tornado devastó al mundo y transformó a los hombres y mujeres en monos. La Tierra volvió a quedar despoblada y el sol apagado.

Tláloc y el tercer sol. Sol de lluvia:

Aún faltaba mucho para que el más viejo de los actuales hombres naciera cuando el tercer sol, NAHUI QUIAHUITL, fue erigido sobre en los cielos.

Era el momento de la tercera raza humana y los dioses en su sabiduría cedieron el tiempo adecuado para su existencia. Pero una vez concluido el plazo tocó el turno a Tlaloc, dios de la lluvia, para orquestar el nuevo fin del mundo.

Tlaloc entonces, siendo dios del fuego celeste que eran los rayos y relámpagos, y quizá la lava de los volcanes, desplegó una fulminante lluvia de fuego. La tercera humanidad quedó reducida a cenizas, incluso el sol se consumió.


Chalchihuitlicue y el cuarto sol. Sol de agua:

Nuevos hombres y nuevas mujeres poblaron la Tierra por cuarta ocasión, y su Era fue llamada NAHUI ATL, la del sol de agua.

Llegado el tiempo para su terminación la diosa Chalchihuitlicue, “la que lleva falda de piedras preciosas”, consorte de Tlaloc y Señora del agua, asumió el rol de destructora.

Los causes de ríos y lagos se desbordaron y el nivel del agua fue subiendo hasta dejar al mundo sumergido bajo sus corrientes durante cincuenta y dos años.

Hubo, con todo, un hombre y una mujer que lograron escapar de aquel designio. Habían trepado al árbol más alto, un ciprés cuyas ramas superiores aún asomaban por entre la inundación.

A pesar de su admirable esfuerzo los dioses estaban decididos y Tezcatlipoca dio el golpe final transformándolos en perros.

Quinto sol, nuestro sol:

El escenario había quedado libre para la llegada de la presente Era.

Quetzalcóatl viajó a Mictlan y robó los huesos de los muertos. Mediante un sacrificio de sangre liberó la vida que aún palpitaba en sus médulas y dio origen a las personas de hoy.

Los Ancestros de nuestros Ancestros, vieron La Luz del Nuevo Sol, NAHUI OLLIN, Temblor de Tierra, y la historia de nuestra existencia comenzó a correr.

El fin de esta edad ó era:

Sin embargo los sabios sabían que como en todas las otras creaciones este sol tendría su final.  

Nosotros los que vivimos bajo el signo de NAHUI OLLIN, dijeron los sabios, desapareceremos a causa de un inmenso movimiento telúrico. Los TZITZIMIME; monstruos semejantes a esqueletos, aparecerán después para asegurarse de que no quede vida.

Todo principio tiene su  fin, y el fin de los tiempos de nuestra Humanidad, tanbien ya esta escrito, lo importante es que el tiempo que nos queda por delante lo vivamos, con Amor, Caridad y mucha Humildad. Hemos venido a ser acariciados por este sol, a cuidar los recursos de esta nuestra casa y poder extendernos por el Infinito Espacio Sideral, los Hijos del Nuevo Sol probablemente seremos nosotros ó posiblemente no, todo depende de nuestros actos presentes.



domingo, 14 de noviembre de 2010

LAS POSADAS Y EL TONALPOHUALLI





En el centro de México existe la tradición de festejar 9 días del año del 16 al 24 de diciembre, para conmemorar el nacimiento de Cristo, son las 9 posadas.

Las posadas combinan elementos de la cultura europea e indígena. Son ritos sincréticos.

Entre los elementos que destacan son la quema de fuegos pirotécnicos y las piñatas.

Los fuegos pirotécnicos parecen aludir a los fuegos nuevos prehispánicos y las piñatas al calendario azteca o piedra del sol.

Las ruedas de los “castillos” pirotécnicos son ruedas del tiempo que simbolizan los ciclos que han transcurrido.

La piñata es el sol y sus picos los años. En el códice Borgia se pueden observar diseños de estos soles parecidos a las piñatas.

Las ollas que han de romperse se llenaban originalmente de confites, cacahuates, tejocotes y cañas. Los cacahuates y los tejocotes son productos prehispánicos. Los confites europeos pero las cañas aunque vinieron del otro continente representan al símbolo prehispánico carrizo, llamado también caña. El carrizo era uno de las designaciones para los años. Era el nombre esotérico de Quetzalcoatl, ce acatl.

La Piñata es un Símbolo Solar

La piñata es un objeto cultural nacido en América. Se dice muy a menudo que es de origen chino o italiano pero la verdad de las cosas es que su origen se remonta a los antiguos mexicanos. Su diseño se basa en el calendario azteca que contiene ocho puntas que significan 8 años. A la piñata solo es posible ponerle siete de ellos ya que la octava punta estaría en la boca de la olla de barro y no es posible pues de ahí se cuelga para poder romperla. El palo con el que se rompe tiene también elementos prehispánicos pues es el topilli, el bastón de mando. En diminutivo es el bastoncito y en nahuatl se dice Topiltzin, uno de los nombres esotéricos de Quetzalcoatl, ce acatl. Las cañas que acompañan a otras frutas recuerda al símbolo del mismo personaje: ce acatl, uno-caña. Para algunos investigadores, la caña es el maíz, el alimento que descubrió Quetzalcoatl. Las cañas de azúcar de origen africano son muy parecidas a las cañas de maíz, la única diferencia es su solidez.

La historia cuenta que las primeras posadas se realizaron en un poblado llamado Acolman, a fines del siglo XVI después de la reforma gregoriana, por lo que podemos deducir que el 24 de diciembre, día de la última posada, se estaba en el solsticio de invierno. Para el 25 de diciembre, la navidad, el sol ya estaba en marcha hacia el norte si se observan sus salidas hacia el horizonte oriental.

Las 9 posadas están emparentadas a las nueve noches que se computaban en el tonalpohualli.

En el tonalpohualli existe una curiosidad matemática pues los 260 días pueden computarse como la suma de dos veces nueve por nueve más dos veces siete por siete:

260 = (2x9x9)  +  (2x7x7)

Las nueve noches comenzaban con la noche del fuego y concluían con la noche de la lluvia. Xiuhtecuhtli y Tlaloc eran sus representantes.

En la arqueología existen ollas pintadas con la cabeza de Tlaloc que semejan la piñata sin picos. Tlaloc con su lluvia era el que proveía de alimentos a la humanidad, era una olla de alimentos.

Sus ayudantes llamados Tlalohquetl eran enanos y rompían con un palo las ollas llenas de agua para producir la lluvia, del golpe del palo contra las ollas surgían los truenos. En las posadas los enanos son los niños que no quieren oro ni plata, pues solo quieren romper las piñatas.

Las piñatas son los símbolos de Tlaloc y del Sol porque por esas épocas se veneraba al sol de lluvia.

Si hoy en día se sigue usando la piñata, no solo en las posadas sino también en los cumpleaños infantiles, es porque la piñata es un símbolo prehispánico del año, asociado a la abundancia y a la prosperidad.

martes, 9 de noviembre de 2010

AZTLAN Y CHICOMOZTOC


El Orígenes de los AZTECAS. Perdidos entre el mito y la leyenda, Aztlan y Chicomoztoc, los lugares de donde vienen los AZTECAS, han sido motivo de lucubraciones y especulaciones diversas por parte de historiadores, antropólogos, etnólogos, lingüistas y otros estudiosos de las Culturas Prehispánicas, sin que hasta la fecha, ya comenzado el Siglo XXI, hayan logrado acuerdo sobre el emplazamiento de dichos SITIOS MISTERIOSOS, donde se presume tuvieron Origen los habitantes de la Cultura que a la llegada de los españoles, en la segunda década del Siglo XVI, tenía su asiento en la Ciudad de México-Tenochtitlan, cuyo Vasto Poder se extendía por todo el territorio conocido ahora como Mesoamérica, de su Fundación como Nación Libre y Soberana en ; 1325 a su siguiente etapa como Cuna de la Fusión de dos Culturas, la europea y la Cultura de Anahuac en; 1521, logrando tal éxito consolidado en tan solo 196 años.

 El Kalpulli de las Siete Residencias. El Origen del tejido social

Según la Leyenda Prehispánica conservada después de la invasión europea a este Continente en códices y crónicas del Siglo XVI, la llamada Cultura Nahuatlaca que pobló la región del Anahuac en las postrimerías de su florecimiento, a la llegada de los españoles, vinieron a esta zona procedentes de Aztlán y Chicomoztoc, lugares que, a fuerza de ser buscados sin buen éxito por muchos investigadores, han pasado a considerarse SITIOS MÍTICOS de esos Pueblos Antiguos, confundidos en los relatos que hicieron de su propia Historia en su búsqueda de la tierra prometida, adonde los trajeron sus dioses y sus guías.

No obstante, algunos investigadores ocupados del Pasado Prehispánico, han aventurado de cuando en cuando hipótesis sobre la ubicación geográfica de esos Lugares Legendarios, así como sobre los significados de sus nombres respectivos, sin haber logrado aún un acuerdo cabal.

En fechas inmediatamente posteriores al choque de dos Culturas y, después, en los siglos XIX y XX, cuando cobraron auge las investigaciones del México Prehispánico, se propuso la localización tentativa de ambos lugares al norte del Golfo de California, en el actual territorio de California, al sur de Estados Unidos, o Baja California Norte, o Chihuahua, al noroeste de la República Mexicana, pero estudios más recientes proponen la ubicación de Aztlán, cuando menos, en zonas más próximas a lo que se ha llamado Mesoamérica, concretamente entre los estados Mexicanos de Colima y Nayarit.

Ciertos escritores con mucha imaginación como Gutierre Tibón, por ejemplo, extienden sus pesquisas sobre el lugar de donde provienen los AZTECAS incluso a la Época Prehispánica. Según este autor, durante el mandato de Moctezuma Xocoyotzin (décimo primero de los Trece Gobernantes de México-Tenochtitlan, bajo cuya administración llegaron los invasores españoles), se Ordenó a los Sabios, hechiceros y magos del mundo AZTECA ponerse en Camino Rumbo a Aztlán, con el fin de indagar la situación de los parientes que habían dejado en aquel lugar y recibir los mensajes que eventualmente pudiera enviarles a sus hijos lejanos la Diosa Madre, Coatlicue, a quien habían abandonado por seguir a su hijo, Huitzilopochtli, atraídos por la promesa de tierras más hospitalarias y fértiles y lograr el reconocimiento de su Numen.

Según la Leyenda narrada por Gutierre Tibón, los enviados se trasladaron al Mítico Lugar convertidos en aves y animales de presa, y después de cierto tiempo volvieron con un informe detallado de Su Viaje, presuntamente apócrifo. Afirmaron haber llegado al Sitio Antiguo de Aztlán, que describieron conforme a la topografía del lugar cuya memoria se conservaba entre los pobladores de Tenochtitlan, en opinión del investigador: una prominencia natural (isla o península), rodeada o casi rodeada de agua, junto a un cerro jorobado. Tibón ubica el sitio probable en el actual estado de Nayarit, en un lugar muy próximo a la costa del océano Pacífico.

Sostiene que los Ricos Presentes enviados a Coatlicue por el señor de México-Tenochtitlan no fueron recibidos por la Diosa Madre, que argumentó no necesitarlos, y en cambio mandó un Maxtlatl (ceñidor o taparrabo), sencillo y nada ostentoso, de algodón, para su hijo pródigo, Huitzilopochtli, quien se había despedido con la promesa de volver pronto (ok tepitzinika, según fuentes antiguas, frase que pasó al castellano como la célebre “ahorita vengo”, tan Mexicana), al que seguramente le iba muy bien fuera de Su Lugar de Origen, toda vez que ni siquiera había mandado noticias suyas en el curso de varias “antigüedades”, CÓMPUTO AZTECA que abarca 104 años cada una.

Gutierre Tibón, que algo o mucho entiende de filología, afirma que Aztlán significa “Lugar de la blancura” o “Lugar de garzas”, y presume que el Sitio Primigenio de los AZTECAS fue ocultado a los invasores españoles con un ligero cambio en la pronunciación del nombre de; Aztlán a Ixtlán, sin que pueda determinarse con seguridad cuál es, de tantos lugares que así se designan en el México actual, el Asentamiento Original.

A favor de su razonamiento sobre el cambio de nombre para ocultarlo a los conquistadores, argumenta una táctica similar aplicada a la Capital del Anahuac, México-Tenochtitlan, designación de la que se suprimió el segundo nombre, mientras que el primero sufrió una variación fonética, para pasar del original Metzico al actual México.

Con respecto al otro Legendario Lugar de Procedencia de los AZTECAS, Chicomoztoc, existe consenso de su significado desde el Siglo XVI: “Lugar de las siete cuevas”, donde un mismo Grupo Étnico Original se dividió en varias tribus, o en “siete” tribus, que en sucesivas migraciones vinieron a poblar lo que se conoció como el Anahuac.

Aunque se sigue especulando que tal Sitio debió localizarse al noroeste de la República Mexicana o al suroeste de Estados Unidos, no se han encontrado aún vestigios arqueológicos de un “lugar de siete cuevas” habitadas simultáneamente por varias tribus de un mismo Tronco Étnico, por lo que la ubicación geográfica del Sitio sigue siendo un Misterio.

Tal vez es aún temprano para que los investigadores de las distintas disciplinas se pronuncien, en forma definitiva, sobre la solución a estos problemas, a saber: la ubicación geográfica de Aztlán y Chicomoztoc. Pero estudios lingüísticos realizados en nuestro continente pueden tener ya luces, no advertidas todavía con suficiencia, que permitan acortar la brecha entre el planteamiento del enigma y su solución.

Existe cierto acuerdo, entre los estudiosos de las lenguas antiguas de nuestro Continente, en agruparlas en cuatro troncos lingüísticos principales: el arahuaco, el atapasco o atabasco, el nagradán o negradán, y el yuto-azteca, correspondiendo este último a los Grupos de “habla Náhuatl”, entre los que se forjó la Leyenda de los Lugares Míticos a que nos referimos en este artículo, por lo que se deduce que la Leyenda, Mito o Recuerdo de esos Sitios pertenece al acervo de grupos del tronco yuto-azteca.

En Idioma hablada por estos grupos, llamada “náhuatl” erróneamente, no existen palabras esdrújulas ni agudas: todas son graves, es decir, con el acento en la penúltima sílaba. Siguiendo el razonamiento de Gutierre Tibón respecto a que estos Pueblos habrían ocultado a los conquistadores sus sitios civil-mágico-religiosos por medio de variaciones fonéticas a sus nombres originales, cabría entender que todos los lugares hoy designados como Ixtlán se llamaban en la Época Prehispánica Aztlan (con acento en la primera vocal y no en la segunda), última de las voces consignadas en el apartado “A” del Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana de Rémi Simeón (cuya primera edición, en francés, data de 1885), que el autor define como “lugar ocupado por los AZTECAS en sus Orígenes, cuyo emplazamiento, objeto de numerosas búsquedas, sigue ignorado. Generalmente se le localiza al norte del Golfo de California”, agrega, siguiendo las informaciones del jesuita Francisco Javier Clavijero.

Así, el Mítico Aztlan no se referiría a un lugar específico, sino a muchos sitios de un vasto territorio poblado en Sus Orígenes no por “grupos nahuas” o “tribus nahuatlacas”, sino por los AZTECAS, emparentados por el tronco lingüístico yuto-azteca, cuya lengua no sería el “náhuatl”, palabra que significa “EL SONIDO ARMONIOSO” en el idioma AZTECA, su designación correcta seria; AZTEKATL.

En cuanto a Chicomoztoc, cuya grafía latina nos obliga a leer la palabra en castellano con el acento en la última sílaba, en Su Origen el nombre debió pronunciarse como una palabra grave o llana, cambio fonético suficiente para ocultarlo a los españoles, más si se entiende referido no a un sitio específico, sino a un lugar del tiempo: la época de las cavernas, cuyo numeral (chicome, siete) se aplicaría en el sentido de “innumerable”: las cuevas innumerables en que habitaron los AZTECAS en los periodos glaciares, cuya evidencia paulatinamente se va revelando a los arqueólogos con el descubrimiento de infinitud de sitios con vestigios de Pinturas Rupestres, de los que tan solo en la Península de Baja California hay más de 600, muy pocos de ellos explorados, verbigracia, la Cueva del Ratón, que hasta nuestros días nadie se ha atrevido a fechar con una antigüedad mayor a los diez mil años, unos tres mil o dos mil años después de la última glaciación.

Un Primer Acercamiento a este extenso Tema

 Siete Cuevas; Época de las Cuevas

jueves, 4 de noviembre de 2010

TEQUIXQUIAC: CUNA DE LA CULTURA AMÉRICANA


 Hombre de Tepexpan, habito el lago de Texcoco, al norte de la ciudad de México, D.F., entre 8,000 a 11,000 años. Este lugar se encuentra muy cerca de Tequixquiac

Tequixquiac es uno de los 125 municipios del Estado de México, se ubica al norte de la Ciudad de México limitando con el estado de Hidalgo, siendo un lugar de transición entre el Valle de México y el Valle del Mezquital. El municipio limita al norte con Apaxco, al sur con Zumpango, al suroeste con Huehuetoca, al este con Hueypoxtla y al oeste con Atotonilco de Tula en el Estado de Hidalgo.


Toponimia de Tequixquiac

Tequixquiac (Lugar de las aguas salitrosas o tequesquitosas), su nombre proviene del náhuatl, es un topónimo aglutinado que se compone de tres palabras: Tequixquitl = salitre o tequezquite (carbonato de sosa), atl = agua, c = lugar, y en otomí Mbixe o Bije (que significa Lugar en loma abierta, mbi = loma o tierra desbalagada, y xe= abierto o libre).

El glifo del municipio de Tequixquiac está constituido por el glifo estilizado de Tequixquiac que presenta el corte transversal de un apantli, del nahuatl "donde se estanca el agua", en el centro una cristalización amorfa representativa de tequixquitl; en la parte superior coronada por dos ondulaciones que presentan el atl, que quiere decir agua, ornamentadas con una perla y un caracol; esta figura da origen al topónimo del municipio de Tequixquiac que aparece en el códice de tributos de emperador Chimalpopoca.

Clima

El clima predominante es templado subhúmedo, con una temperatura anual promedio de 17º y 436 mm de precipitación anual media, con una estación de lluvias entre mayo y septiembre. Las heladas se presentan entre octubre y marzo descendiendo la temperatura en sus días más crudos han reportado hasta un -1 °C.


La flora nativa está integrada por magueyes, nopales, mezquites, huizaches, pirúles, pinos, sauces, sabinos o ahuehuetes, árboles frutales como tejocote, capulín y ciruelo y platas medicinales como gordolobo, pextho, cedrón etc. La fauna nativa la podemos apreciar en zonas despobladas y la componen zarigüeyas o tlacuaches, conejos, ratas de campo, zorrillos, onzas, cacomizcles, tuzas o topos, tejones, ardillas, búhos, zopilotes, garzas, correcaminos, colibríes, golondrinas, verdines, pichones, alicantes, víbora de cascabel, camaleones, lagartijas, sapos, ranas y variedades de insectos como arañas, colmenas, abejas, saltamontes, grillos, mariposas y escarabajos. Los animales extintos dentro del municipio son los xoloescuintles, pecaríes, coyotes y gatos monteses.

 Hueso sacro encontrado en Tequixquiac, se considera una obra de ARTE PREHISTÓRICO. El sacro fue tallado a semejaza de un lobo, hace por lo menos; 22,000 años, este es un objeto NO utilitario, sino con fines artísticos ó mágico religiosos. El hombre había desarrollado aptitudes  y contaba con tiempo para fines lúdicos

Pre-Historia

Tequixquiac es un municipio donde se han hecho grandes descubrimientos en cuanto a material fósil se refiere, aunque con el paso del tiempo la tierra y la vegetación han sepultado restos de hombres y animales que posteriormente y de forma casual han sido encontrados, tal es el caso del “SACRO DE TEQUIXQUIAC” hallado el 4 de febrero de 1870, a doce metros de profundidad, durante las obras de canalización del desagüe de la ciudad de México; este fósil está considerado como ejemplo de arte sugerido y al que se le dio valor científico para la prehistoria del continente Americano.

En el mismo lugar se encontraron carapachos de gliptodonte (Glyptotherium), muelas y mandíbulas de caballo (Equus), mamut (Mamuth), Camellos (Camelops), y Bisonte (Bison), todos ellos apilados, uno enzima de otro, esto nos dice que fueron cazados y destazados por un grupo humano muy bien organizados y jerarquía dependiente de la obra de mano.

También se han encontrado otras variedades de fauna fósil como son: El perezoso (Nothrotheriops), armadillos extintos (Holmesina), osos (Ursus), leones (Pantera), cerdo pleintocénico (Platygonus), Llamas (Palauchenia) y antílopes (Capromeryx). Todo ellos con una antigüedad de menos de 40,000 años.

Tequixquiac es una zona rica en fauna fósil, por lo que muchas personas poseen muestras de ello en sus casas, actualmente hay un pequeño museo, abierto al público, al que se le ha llamado “Temoatzin” que significa curiosito.

El suelo del municipio ha sido habitado 35,000 años a.C. por hombres primitivos que cruzaron el Estrecho de Bering procedentes de Asia. Estos hombres y mujeres eran nómadas, cazaban grandes animales como mamuts y recolectaban frutos por evidencias arqueológicas encontradas en este lugar. Uno de los hallazgos más sobresalientes del arte primitivo en América fue encontrado en este municipio, tomó el nombre del Hueso Sacro de Tequixquiac, el cual no tiene utilidad alguna y que solo refleja el sentir ideológico del artista que talló la pieza de hueso de un camélido hace 22,000 años a.C.

Tiempo Prehispánico

Los primeros pobladores indígenas de Tequixquiac, fueron los Aztecas y Otomíes, mismos que decidieron establecerse en este lugar de manera definitiva por la abundancia de ríos y manantiales. Se dedicaron principalmente a la agricultura y a la crianza de animales domésticos.

En 1152, los Aztecas en su Peregrinaje Ritual hacia el Valle de México, procedentes de Tula Xicocotitlan, deciden establecerse en Tequixquiac por un corto período en un lugar llamado Tepetongo.

En 1168, se funda el pueblo de Tequixquiac, el cual contaba con aproximadamente 250 casas dispersas a lo largo y ancho de los lomeríos cercanos. El pueblo de Tequixquiac fue conquistado por los Aztecas bajo el gobierno del Emperador Chimalpopoca.

Período Paleoamerindio (12.000 a.C. – 10.000)
Todo comienza con la llegada del Ser Humano al Continente Americano a partir de sucesivas oleadas provenientes de Asia que cruzaron por el estrecho de Bering hacia Norteamérica. Dicha época corresponde al último episodio de la Era Glaciar, en una época en que la temperatura terrestre era más baja, la tierra estaba cubierta de hielo y habitaban en ella animales hoy en día extintos como el mastodonte, el milodon, el caballo americano, entre otros.
 En esos tiempos, el ser humano subsistía principalmente de la cacería de aquellos grandes animales, los cuales con el tiempo se extinguieron. A finales de este período comienza un proceso de calentamiento global que derrite los glaciares, aumenta el nivel del mar y gradualmente cambia toda la apariencia del paisaje. Nuestra región todavía no era desértica y grandes lagos, praderas, bosques y animales la poblaban; sin embargo, poco a poco la lluvia cedería y el desierto iría haciendo su aparición, hasta llegar al paisaje actual.
Quereo, Tagua – Tagua y Monte Verde, (IV, VI y X regiones), son algunos de los sitios más conocidos de este período para Chile, dejando un desafío en las investigaciones arqueológicas de la III región, para realizar nuevos ayasgoz sorprendentes. 


Los primeros seres humanos que llegaron al continente, eran ya homo SAPIENS SAPIENS, es decir, hombres modernos igual que nosotros. Importante destacar es que en su viaje de llegada a América, los humanos ya traían al perro como su mascota y compañero doméstico.

 Intercambio de Megafauna Intra-América

ALGUNOS ANIMALES DEL PLEISTOCENO AMERICANO

 Caballo Americano


Gonfoterio

Paleolama

 Milodón