El Orígenes de los AZTECAS. Perdidos entre el mito y la leyenda, Aztlan y Chicomoztoc, los lugares de donde vienen los AZTECAS, han sido motivo de lucubraciones y especulaciones diversas por parte de historiadores, antropólogos, etnólogos, lingüistas y otros estudiosos de las Culturas Prehispánicas, sin que hasta la fecha, ya comenzado el Siglo XXI, hayan logrado acuerdo sobre el emplazamiento de dichos SITIOS MISTERIOSOS, donde se presume tuvieron Origen los habitantes de la Cultura que a la llegada de los españoles, en la segunda década del Siglo XVI, tenía su asiento en la Ciudad de México-Tenochtitlan, cuyo Vasto Poder se extendía por todo el territorio conocido ahora como Mesoamérica, de su Fundación como Nación Libre y Soberana en ; 1325 a su siguiente etapa como Cuna de la Fusión de dos Culturas, la europea y la Cultura de Anahuac en; 1521, logrando tal éxito consolidado en tan solo 196 años.
El Kalpulli de las Siete Residencias. El Origen del tejido social
Según la Leyenda Prehispánica conservada después de la invasión europea a este Continente en códices y crónicas del Siglo XVI, la llamada Cultura Nahuatlaca que pobló la región del Anahuac en las postrimerías de su florecimiento, a la llegada de los españoles, vinieron a esta zona procedentes de Aztlán y Chicomoztoc, lugares que, a fuerza de ser buscados sin buen éxito por muchos investigadores, han pasado a considerarse SITIOS MÍTICOS de esos Pueblos Antiguos, confundidos en los relatos que hicieron de su propia Historia en su búsqueda de la tierra prometida, adonde los trajeron sus dioses y sus guías.
No obstante, algunos investigadores ocupados del Pasado Prehispánico, han aventurado de cuando en cuando hipótesis sobre la ubicación geográfica de esos Lugares Legendarios, así como sobre los significados de sus nombres respectivos, sin haber logrado aún un acuerdo cabal.
En fechas inmediatamente posteriores al choque de dos Culturas y, después, en los siglos XIX y XX, cuando cobraron auge las investigaciones del México Prehispánico, se propuso la localización tentativa de ambos lugares al norte del Golfo de California, en el actual territorio de California, al sur de Estados Unidos, o Baja California Norte, o Chihuahua, al noroeste de la República Mexicana, pero estudios más recientes proponen la ubicación de Aztlán, cuando menos, en zonas más próximas a lo que se ha llamado Mesoamérica, concretamente entre los estados Mexicanos de Colima y Nayarit.
Ciertos escritores con mucha imaginación como Gutierre Tibón, por ejemplo, extienden sus pesquisas sobre el lugar de donde provienen los AZTECAS incluso a la Época Prehispánica. Según este autor, durante el mandato de Moctezuma Xocoyotzin (décimo primero de los Trece Gobernantes de México-Tenochtitlan, bajo cuya administración llegaron los invasores españoles), se Ordenó a los Sabios, hechiceros y magos del mundo AZTECA ponerse en Camino Rumbo a Aztlán, con el fin de indagar la situación de los parientes que habían dejado en aquel lugar y recibir los mensajes que eventualmente pudiera enviarles a sus hijos lejanos la Diosa Madre, Coatlicue, a quien habían abandonado por seguir a su hijo, Huitzilopochtli, atraídos por la promesa de tierras más hospitalarias y fértiles y lograr el reconocimiento de su Numen.
Según la Leyenda narrada por Gutierre Tibón, los enviados se trasladaron al Mítico Lugar convertidos en aves y animales de presa, y después de cierto tiempo volvieron con un informe detallado de Su Viaje, presuntamente apócrifo. Afirmaron haber llegado al Sitio Antiguo de Aztlán, que describieron conforme a la topografía del lugar cuya memoria se conservaba entre los pobladores de Tenochtitlan, en opinión del investigador: una prominencia natural (isla o península), rodeada o casi rodeada de agua, junto a un cerro jorobado. Tibón ubica el sitio probable en el actual estado de Nayarit, en un lugar muy próximo a la costa del océano Pacífico.
Sostiene que los Ricos Presentes enviados a Coatlicue por el señor de México-Tenochtitlan no fueron recibidos por la Diosa Madre, que argumentó no necesitarlos, y en cambio mandó un Maxtlatl (ceñidor o taparrabo), sencillo y nada ostentoso, de algodón, para su hijo pródigo, Huitzilopochtli, quien se había despedido con la promesa de volver pronto (ok tepitzinika, según fuentes antiguas, frase que pasó al castellano como la célebre “ahorita vengo”, tan Mexicana), al que seguramente le iba muy bien fuera de Su Lugar de Origen, toda vez que ni siquiera había mandado noticias suyas en el curso de varias “antigüedades”, CÓMPUTO AZTECA que abarca 104 años cada una.
Gutierre Tibón, que algo o mucho entiende de filología, afirma que Aztlán significa “Lugar de la blancura” o “Lugar de garzas”, y presume que el Sitio Primigenio de los AZTECAS fue ocultado a los invasores españoles con un ligero cambio en la pronunciación del nombre de; Aztlán a Ixtlán, sin que pueda determinarse con seguridad cuál es, de tantos lugares que así se designan en el México actual, el Asentamiento Original.
A favor de su razonamiento sobre el cambio de nombre para ocultarlo a los conquistadores, argumenta una táctica similar aplicada a la Capital del Anahuac, México-Tenochtitlan, designación de la que se suprimió el segundo nombre, mientras que el primero sufrió una variación fonética, para pasar del original Metzico al actual México.
Con respecto al otro Legendario Lugar de Procedencia de los AZTECAS, Chicomoztoc, existe consenso de su significado desde el Siglo XVI: “Lugar de las siete cuevas”, donde un mismo Grupo Étnico Original se dividió en varias tribus, o en “siete” tribus, que en sucesivas migraciones vinieron a poblar lo que se conoció como el Anahuac.
Aunque se sigue especulando que tal Sitio debió localizarse al noroeste de la República Mexicana o al suroeste de Estados Unidos, no se han encontrado aún vestigios arqueológicos de un “lugar de siete cuevas” habitadas simultáneamente por varias tribus de un mismo Tronco Étnico, por lo que la ubicación geográfica del Sitio sigue siendo un Misterio.
Tal vez es aún temprano para que los investigadores de las distintas disciplinas se pronuncien, en forma definitiva, sobre la solución a estos problemas, a saber: la ubicación geográfica de Aztlán y Chicomoztoc. Pero estudios lingüísticos realizados en nuestro continente pueden tener ya luces, no advertidas todavía con suficiencia, que permitan acortar la brecha entre el planteamiento del enigma y su solución.
Existe cierto acuerdo, entre los estudiosos de las lenguas antiguas de nuestro Continente, en agruparlas en cuatro troncos lingüísticos principales: el arahuaco, el atapasco o atabasco, el nagradán o negradán, y el yuto-azteca, correspondiendo este último a los Grupos de “habla Náhuatl”, entre los que se forjó la Leyenda de los Lugares Míticos a que nos referimos en este artículo, por lo que se deduce que la Leyenda, Mito o Recuerdo de esos Sitios pertenece al acervo de grupos del tronco yuto-azteca.
En Idioma hablada por estos grupos, llamada “náhuatl” erróneamente, no existen palabras esdrújulas ni agudas: todas son graves, es decir, con el acento en la penúltima sílaba. Siguiendo el razonamiento de Gutierre Tibón respecto a que estos Pueblos habrían ocultado a los conquistadores sus sitios civil-mágico-religiosos por medio de variaciones fonéticas a sus nombres originales, cabría entender que todos los lugares hoy designados como Ixtlán se llamaban en la Época Prehispánica Aztlan (con acento en la primera vocal y no en la segunda), última de las voces consignadas en el apartado “A” del Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana de Rémi Simeón (cuya primera edición, en francés, data de 1885), que el autor define como “lugar ocupado por los AZTECAS en sus Orígenes, cuyo emplazamiento, objeto de numerosas búsquedas, sigue ignorado. Generalmente se le localiza al norte del Golfo de California”, agrega, siguiendo las informaciones del jesuita Francisco Javier Clavijero.
Así, el Mítico Aztlan no se referiría a un lugar específico, sino a muchos sitios de un vasto territorio poblado en Sus Orígenes no por “grupos nahuas” o “tribus nahuatlacas”, sino por los AZTECAS, emparentados por el tronco lingüístico yuto-azteca, cuya lengua no sería el “náhuatl”, palabra que significa “EL SONIDO ARMONIOSO” en el idioma AZTECA, su designación correcta seria; AZTEKATL.
En cuanto a Chicomoztoc, cuya grafía latina nos obliga a leer la palabra en castellano con el acento en la última sílaba, en Su Origen el nombre debió pronunciarse como una palabra grave o llana, cambio fonético suficiente para ocultarlo a los españoles, más si se entiende referido no a un sitio específico, sino a un lugar del tiempo: la época de las cavernas, cuyo numeral (chicome, siete) se aplicaría en el sentido de “innumerable”: las cuevas innumerables en que habitaron los AZTECAS en los periodos glaciares, cuya evidencia paulatinamente se va revelando a los arqueólogos con el descubrimiento de infinitud de sitios con vestigios de Pinturas Rupestres, de los que tan solo en la Península de Baja California hay más de 600, muy pocos de ellos explorados, verbigracia, la Cueva del Ratón, que hasta nuestros días nadie se ha atrevido a fechar con una antigüedad mayor a los diez mil años, unos tres mil o dos mil años después de la última glaciación.
Un Primer Acercamiento a este extenso Tema
Siete Cuevas; Época de las Cuevas