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sábado, 23 de abril de 2011

PAQUIMÉ: LAS MURALLAS DONDE BRILLA EL SOL




  
DONDE EMERGIERON LOS TOLTECAS

PAQUIMÉ fue un asentamiento Prehispánico a las puertas de Mesoamérica que influyó en el noroeste de la Sierra Madre Occidental; la mayor parte del oeste del Chihuahua y algunas áreas de Sonora, Arizona y Nuevo México. Se piensa que llegó a tener unos 3,500 habitantes, PERO SE DESCONOCE SU FILIACIÓN LINGÜÍSTICA Y ÉTNICA.

El Sitio es Famoso por sus construcciones de adobe y sus puertas en forma de "T". De su extensión total sólo una fracción está cercada, y una menor excavada. Sus edificios tienen rasgos de la cultura de Oasis América y demuestra la destreza de los Arquitectos Prehispánicos.


En el oeste de esta Ciudad hay una hilera de estructuras construidas con relleno y piedra que probablemente estuvieron cubiertas con cal pintada; se piensa que éstas eran los CENTROS CEREMONIALES.

Algunas investigaciones sostienen que PAQUIMÉ se desarrolló la Cultura Salado de Oasis América. Otros afirman que fue resultado de la invasión de UNA ELITE DEL MÉXICO CENTRAL. Así se generó un puesto de comercio foráneo dedicado a la producción de plumas de GUACAMAYAS, al intercambio de conchas, cerámica, cobre, entre otras cosas.

 GUACAMAYA SOLDADO ORIGINARIA DE PALENQUE CHIAPAS

JUEGO DE PELOTA. Es similar a los del MÉXICO central aunque con esquinas redondeadas. En otras partes de la zona arqueológica se hallaron dos anillos con espiga, labrados en piedra, que corresponden al mismo tipo de cancha. Por su forma parece ser que el tipo de juego era parecido al que vieron los españoles en TENOCHTITLÁN.

CASA DE LOS HORNOS. Deriva su nombre de los cuatros hornos asociados a las habitaciones, donde se cocinaba el agave para preparar mezcal.

MONTÍCULO DE LA CRUZ. Está compuesto por cinco montículos: uno en forma de cruz, los otros son redondos. Se encuentra orientado de acuerdo con los puntos cardinales, pero sin mucha precisión.

CASA AMURALLADA. Fue construida en el Periodo Medio; existen evidencias de que esta construcción sufrió varias modificaciones en distintas épocas.

CASA DEL POZO O DE LA NORIA. Antes de llegar a la cima en donde se encuentra la casa se puede observar una construcción parcial de un piso y un techo; se conservan los postes, las vigas y los travesaños. Abajo de cada poste existe una gran piedra labrada –plana y circular– que distribuye el peso, a su alrededor había varias piedras bola que fungían como cuñas. También se aprecian otros detalles del segundo piso, como sus puertas. Aquí el visitante puede darse cuenta de que está parado sobre el relleno que conformaban los demás pisos y sus muros. En el siguiente cuarto se encontraron más de tres millones de pequeñas conchas de mar, procedentes de la costa del Pacífico. Al sur, una escalera rústica, conduce a los a los vestigios del sistema de canales que llevaban el agua a las antiguas construcciones.


CERÁMICA DE PAQUIMÉ

También se observa un Canal que termina en un pozo lleno de gravilla, lo que permitió al agua caer sin ocasionar problemas de erosión. Este canal alimentaba una noria cuya profundidad es de 12 metros, aproximadamente. Para llegar al nivel freático existían unas escaleras. Al excavar el relleno que las cubría se encontraron ofrendas de turquesa, cobre y concha. LA CASA DE LA NORIA, con el resto del sistema de abastecimiento de agua, representa una de las construcciones hidráulicas más impresionantes del México antiguo.

CASA DE LOS CRÁNEOS. Se trata de un conjunto de patios y cuartos entre los que se distingue una habitación en FORMA DE CRUZ. Allí se encontraron varios huesos largos y cráneos humanos.

CASA DE LOS MUERTOS. La conforman un conjunto de cuartos situados al oeste de un gran patio que contiene unas pequeñas bardas que formaban jaulas de pavos. Esta casa deriva de su nombre de los 90 entierros localizados bajo sus pisos.

CASA DE LAS COLUMNAS. Es un área de patios y cuartos que llegó a tener varios pisos, quizá hasta cuatro o cinco. En algunas paredes se puede apreciar las huellas de los tapancos y pisos.

A la estructura más alta, parecida a un obelisco, se le identifica como "EL PILARÓN" aunque no es; en realidad se trata de la esquina de un edificio de algunos pisos que por razones desconocidas resultó más resistente que los demás.

En los muros sureños de la CASA DE LAS COLUMNAS los detalles de construcción están muy claros: los muros se fabricaron rellenando una estructura de madera con tierra húmeda que luego se apisonaba; esta técnica es parecida a la de cemento colado o vaciado actual. Cabe destacar que este adobe no llevaba paja, es decir, aunque lo llamemos "adobe" no tiene forma de tabique ni lleva algún tipo de catalizador.

CASA DE SERPIENTE. Esta aislada unidad habitacional se abandonó antes del apogeo de Paquimé, y fue utilizada después como criadero de aves para entierros.

MONTÍCULO DE LA SERPIENTE. A corta distancia de esa casa hay un montículo largo, bajo y ondulante hecho de piedra; se afirma que representa a QUETZALCÓATL.


Hacia el suroeste, sobre el horizonte, destaca el CERRO DE MOCTEZUMA, sobre su cima se observa una línea negra: es una estructura de piedra compuesta por dos círculos concéntricos que miden entre 15 y 25 metros de diámetro. Se cree que fue un MIRADOR o puesto de observación de carácter militar, ya que desde allí se dominan completamente los valles de CASA GRANDES y PIEDRAS VERDES. Es probable que el cuartel del mirador estuviera sobre una planicie, a un kilómetro rumbo al norte.

MONTÍCULO DEL PÁJARO. Este montículo semeja la silueta de un ave degollada. Las escaleras forman las patas y los distintos cuerpos de la construcción las alas, la cola, entre otras cosas.

MONTÍCULO DE LOS HÉROES. Debe su nombre al numeroso grupo de revolucionarios maderistas enterrados allí en 1911.

CASAS DE LAS GUACAMAYAS. Se le identifica por la presencia de varias jaulas para estas aves, además de metates. En las jaulas fueron encontradas cascarones de huevo y huesos de aves ya adultas.

Los huesos indican que se criaban dos tipos de GUACAMAYAS: EL MILITAR (Ara militaris) y EL ROJO (Ara macao). La actual GUACAMAYA MILITAR habita en las barrancas cálidas de la Sierra Madre Occidental, en la colindancia con CHIHUAHUA y SINALOA; o sea, varios cientos de kilómetros al suroeste de PAQUIMÉ. La GUACAMAYA roja es originaria de la tierra caliente de la costa de Veracruz y Tabasco.

DEPÓSITO DE AGUA. En la entrada se encuentra una estructura que sirvió como tanque de sedimentación del cual se filtraba el agua al volumen principal; a través de una compuerta se daba salida al agua que, por varios canales, pasaba por las áreas habitaciones.

MONTÍCULO DE LAS OFRENDAS. Es una estructura compuesta por un patio hundido y basamentos irregulares. En el costado norte del patio hundido se encuentran dos criptas. En la primera se halló un entierro secundario en una olla grande. Los restos en ella depositados eran de un hombre de alto rango, se calcula que tendría 50 años de edad al morir.

En la segunda estaban los restos de un hombre y una mujer de unos 30 y 40 años de edad, respectivamente. Entre las ofrendas existía una piedra esculpida con un hueco en forma de una puerta en "T". Estas piezas se exhiben en la Sala Norte, Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México.

La ZONA ARQUEOLÓGICA está aproximadamente a 350 kilómetros al noroeste de la capital del estado de CHIHUAHUA, y a medio kilómetro de la ciudad de CASAS GRANDES.


domingo, 10 de abril de 2011

SANTA INQUISICIÓN EN MÉXICO



 San Cristóbal de las Casa fue testigo de miles de ejecuciones

Fue el Concilio de Tolosa, para acabar de destruir la herejía maniquea heredada de Persia, el que dio lugar a la creación de los llamados “inquisidores de la fe” en 1229, que daría lugar después al llamado Tribunal del Santo Oficio, cuya función fue destruir cualquier signo que fuera contra la religión católica, llegando a convertirse en una de las policías más crueles y severas de cuantas han existido.

Sin embargo, la Inquisición o el Tribunal del Santo Oficio no entraron en los reinos de Castilla y León sino hasta 250 años después de que se había establecido en toda Europa. Antes, la vigilancia de los obispos y de otros prelados de la iglesia había sido suficiente para reprimir la herejía, de hecho, hasta la segunda mitad del siglo XV se toleraba que moros y judíos celebraran su culto pacíficamente. Tanto las mezquitas como las sinagogas gozaban de fueros particulares y eran protegidas en sus derechos.

En América, el Tribunal del Santo Oficio se estableció por primera vez en la isla de Santo Domingo, llamada en ese entonces La Española, gracias a que el cardenal Adrián de Utrech, regente del reino e inquisidor general de España, extendió el nombramiento de inquisidor de todas las tierras descubiertas y a descubrir a don Pedro de Córdoba, residente de dominicana.

 San Cristóbal de las Casas quiso salvar “Las Almas”

Tres años después de consumada la Conquista de la Nueva España, fray Martín de Valencia, franciscano evangelizador, fue nombrado por Pedro de Córdoba comisario de la Inquisición en México. Aunque los franciscanos no tenían ni bula ni permiso para ejercer ese oficio que era y había sido siempre privilegio exclusivo de los dominicos. Ese primer inquisidor ejerció suavemente el empleo, hasta que a la muerte de Córdoba, llegó de España fray Vicente de Santa María, un dominico.

En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en México, cometió el tremendo error de formar proceso a un indio, señor principal de Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Netzahualcóyotl, a quien acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses. El inquisidor apostólico lo mandó a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india.

Sin embargo, no fue hasta 1571 que el doctor Moya de Contreras, inquisidor mayor de la Nueva España estableció en México el Tribunal de la Fé, este año, se considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México.

Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada, el ilustre fraile que se ocupó de la historia indiana de México, fue uno de los más crueles inquisidores de España, Fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo Oficio, reglas que se siguieron al pie de la letra en México. Entre sus disposiciones estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se denunciaran a sí mismos y abjuraran de sus errores, que se recibieran las denuncias de padres contra hijos y de hijos contra padres y que se permitiera la separación del derecho común y del orden de proceder en todos los tribunales conocidos.

 Se aplico el “maltrato” principalmente a los Líderes Originales

Luis González Obregón calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio, pero esta puede ser una conjetura: Llorente dice, por ejemplo, que sólo en 1481 hubo 21 mil procesos y hasta quienes sostienen que la Inquisición no quemó a nadie en tierras mexicanas. Sin embargo, es muy probable que todos se equivoquen o que el más aproximado en sus cálculos sea González Obregón ya que, por ejemplo, en el caso contra Luis de Carvajal, uno de los más célebres de México, murieron ocho personas, siete de ellas en la hoguera y una en el garrote vil.

Las penas impuestas a los reos de delitos que no se castigaban con la muerte eran generalmente “el auto, vela, soga y mordaza y abjuración de Levi”, y a veces también el destierro. Eran de rigor, eso sí, 100 o 200 azotes. Entre los delitos figuraba no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la Virgen, sino también el amancebamiento, la fornicación y la sodomía.

La indumentaria denunciaba al reo y así lo segregaba: a los judaizantes, por ejemplo, se les condenaba a llevar ad perpetuum, un hábito penitencial amarillo con dos aspas coloradas de San Andrés: es lo que llamaban el San Benito. Remataba el atuendo un gorro de papel en forma cónica, color azafrán. Para indicar que un preso iba hacia las cárceles del Santo Oficio se decía que “se lo habían llevado en la calesita verde”.

Durante la Colonia al edificio de la Inquisición, después la Escuela de Medicina, se le llamó la “casa de la esquina chata”. El Patio de los Naranjos era el de las prisiones y estas celdas medían, por lo general, 16 pasos de largo y 10 de ancho, contaban con dos puertas de un grosor bastante importante, un agujero con rejas dobles donde entraba escasamente la luz y una tarima de azulejos que hacía las veces de cama.

Las cortes generales y extraordinarias que decretaron en España la abolición de la Inquisición, sesionaron el 8 de diciembre de 1812, y el decreto se pronunció en México en 1813, sin embargo quedó definitivamente abolida hasta 1820.

 El Abuelo KUHTEMOK soporto el Mayor Suplicio por Casi 3 años y NO dijo Donde estaba EL TESORO DE LOS AZTEKATL

domingo, 3 de abril de 2011

TEMPLO MAYOR




El TEMPLO MAYOR: HUĒY TEOCALLI en náhuatl, y el Recinto del Templo Mayor fueron el CENTRO ABSOLUTO DE LA VIDA RELIGIOSA MEXICA, esto es, la de los Aztecas de México-Tenochtitlan.

Además, en el Recinto del TEMPLO MAYOR confluían los aspectos más importantes de la vida política, religiosa y económica de los mexicas, esferas inseparables de su mitología, así aquí tenían lugar desde las fiestas que el tonalpohualli marcaba hasta la entronización de Tlatoanis y funerales de Viejos Gobernantes.

Su construcción se realizó en siete etapas y con el paso del tiempo el Templo alcanzó una altura aproximada de 60 metros

Ubicación

El Recinto del TEMPLO MAYOR era un cuadrado de 500 metros de lado (250.000 m²) que se situaba en el Centro de Tenochtitlán, en el confluían las tres calzadas principales hacia los puntos cardinales: la de Ixtapalapa que iba al Sur y tenía una bifurcación que dirigía a Coyoacán; la de Tacuba que iba al Oeste y la de Tepeyac que dirigía al Norte, una de sus bifurcaciones dirigía a la ciudad de Tlatelolco que sería posteriormente absorbida por Tenochtitlán.

En la actualidad el recinto abarcaría desde el Zócalo y el Palacio Nacional al Sur hasta la calle González Obregón al Norte y desde la calle República de Brasil y Monte de Piedad al Oeste hasta la calle Del Carmen al Este.

Construcción

El TEMPLO MAYOR fue reconstruido siete veces, poniendo una capa sobre la anterior, como una cebolla.

El TEMPLO MAYOR era la mayor estructura de la ciudad, ubicado en el centro ceremonial de la capital del imperio, en lo que fue el islote original de su fundación. En realidad era un templo doble, formado por la típica pirámide trunca, pero de doble escalinata y con un templete anexo en cada esquina frontal de su base, que tenía unos 60 metros de alto, y en su cima los dos templos, dedicado uno al culto de Tláloc, dios de la lluvia (al norte, con pintura azul), y el otro a Huitzilopochtli, dios de la guerra (al sur, con pintura roja).

 Las Ofrendas que Contiene el Templo Mayor han Sido Mayúsculas.

El museo alberga una importante colección de piezas arqueológicas, como esta vasija estilo mixteca-puebla decorada con forma de rana.

Etapas

Lo mejor conservado del Templo son estos restos desenterrados. Se observa al fondo el Chac Mool.

El TEMPLO MAYOR fue construido en siete etapas aunque también sufrió unas cuatro ampliaciones, estas sucesivas construcciones se iban amontonando una sobre otra de forma que cada una recubría la anterior.

   1. De la primera etapa, la original, no queda ninguna evidencia debido a que habría sido levantada con un material perecedero.
   2. De la segunda etapa sabemos que es anterior a 1428 y conocemos bien su parte superior, se han hallado los dos adoratorios de la cima así como un chac-mool frente al adoratorio de Tláloc y una piedra de sacrificios frente al de Huitzilopochtli. Además se conservan pinturas murales del adoratorio de Tláloc.
      Por otra parte en el último escalón frente a la piedra de sacrificios se halla un glifo que de ser numeral estaría datando esta capa al año 1390.
   3. La tercera etapa está datada en 1431 (4 caña) del reinado del emperador Itzcóatl, se conservan las escalinatas así como parte del pavimento.
   4. De la cuarta etapa, hacia 1454 con Moctezuma I, se han hallado numerosos elementos no arquitectónicos, estaba completamente rodeada de braseros con atribuciones a Tláloc y a Huitzilopochtli. La cuarta capa fue ampliada por su parte delantera con una plataforma adornada con serpientes ondulantes, las alfardas de la escalera también terminan con serpientes. Además en la base del templo de Huitzilopochtli se hizo el hallazgo de un disco pétreo con relieve de Coyolxauhqui, que germinó el deseo de comenzar las excavaciones del templo.
      La ampliación quizá date del reinado de Axayácatl.
   5. La quinta etapa solo dejó la plataforma general estucada y parte del piso ceremonial. Dataría del 1470 aproximadamente.
   6. La sexta etapa fue construida hacia 1500 y de ella permanece parte de la fachada principal con un muro con tres testas de serpientes.
   7. Finalmente la séptima está datada entre 1500 y 1521, es la que contemplaron los primeros españoles y de ellas apenas se conserva el piso de lajas del recinto ceremonial.

Edificios del recinto

Posible reconstrucción según una maqueta.

También en el Recinto del TEMPLO MAYOR se encontraba el Calmécac. Aquí se muestra una lista de los edificios en el Centro Ceremonial:

   1. Casa de las águilas
   2. Edificio C. Xochipilli
   3. Templo Mayor
   4. Edificio F. Xochipilli
   5. Xochiquétzal
   6. Chicomecóatl
   7. Templo de Ehécatl
   8. Cihuacóatl
   9. Coacalco. Era la sección donde se tenían los dioses de las naciones vencidas.
  10. Calmécac. Era la escuela para los hijos de los nobles aztecas.
  11. Tzompantli
  12. Juego de pelota
  13. Tozpalatl
  14. Tonatiuh

Templo de Ehécatl

Como otros muchos templos dedicados a Ehécatl, que era el dios del viento y se consideraba una de las formas de la Serpiente emplumada Quetzalcóatl, tiene una estructura circular orientada hacia el TEMPLO MAYOR con una posible altura de hasta 32 metros de alto que data de 1486-1502 ubicado entre la calle de Guatemala, atrás de la Catedral Metropolitana. La planta de su plataforma consiste en un círculo que tiene adosado al frente un rectángulo, mientras que la planta del propio templo era circular con alrededor de 14 metros de diámetro y cerrado con un techo cónico coronada con almenas.

El Templo de Ehécatl se situaba en una posición privilegiada, estaba frente al TEMPLO MAYOR. Algunas fuentes consideran que, al igual que por ejemplo la pirámide de CHICHÉN ITZÁ en la que durante el equinoccio se iluminaba una de las serpientes de las albardas, quizá también se produjese algún juego de luz: Puesto que el Templo de Ehécatl miraba de frente al Este, al levante, al elevarse el Sol la su luz pasaría entre los dos adoratorios del TEMPLO MAYOR. Está documentado que su plataforma contenía una única escalera con sesenta peldaños.

Su entrada tenía la forma de unas fauces de serpientes y otros diversos elementos decorativos, como grandes ollas de acuerdo a las crónicas del siglo XVI de Bernal Díaz del Castillo. También es importante recordar que Ehécatl "Es una deidad del viento, cuya función era provocar corrientes de aire para ayudar a los dioses de la lluvia, Tláloc y Tlaloques".

Descubrimiento

Primera parte del TEMPLO MAYOR.

La zona arqueológica fue descubierta el 21 de febrero de 1978, por un grupo de trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, dirigidos por el Ing. Felipe Curcó Bellet , que realizaban trabajos de excavación con la finalidad de colocar cableado subterráneo. Al bajar el nivel del piso uno de los trabajadores golpeó una piedra circular con relieves, y llamó al departamento de arqueología. La piedra era una representación de la diosa de la luna (Coyolxauhqui), ésta se encontraba ubicada en la escalera derecha de la pirámide del templo mayor, el cual era el centro ceremonial azteca. Posteriores excavaciones rescataron gran parte del templo y el recinto ceremonial que lo rodeaba, que estaba sepultado al noreste de la Plaza de la Constitución debajo de las calles de Guatemala y Argentina, y se creía perdido desde tiempos de la colonia, tras la conquista de México, pues Hernán Cortés ordenó utilizar sus materiales para construir en su lugar otra ciudad, ya que además debía acabar con los cultos ajenos a la religión católica.

Interpretación

La interpretación del sentido de este complejo debe entenderse basándose en las concepciones religiosas mesoamericanas en general y luego a la luz de las aztecas en particular por la mezcla de elementos de otras culturas que se hallan presentes en el lugar.

En la cosmografía mesoamericana cada punto cardinal tenía un significado: así el mundo tenía forma de cuadrado dividido en cuatro partes y cuyo centro es el eje del universo. En la primera página del Códice Fejérváry-Mayer se representa precisamente a Tenochtitlán con sus cuatro secciones estructuradas por el Recinto del Templo Mayor en el centro. Igual en el Códice Mendoza que representa simbólicamente a Tenochtitlán en el centro con la imagen de su glifo, el águila en el nopal, representando a la vez a Huitzilopochtli (que ordenó la fundación de la ciudad) y a su santuario. Ambos santuarios en la cumbre corresponderían al último nivel de los cielos Aztecas; OMEYOCAN. 

Ciertas características del edificio se asocian con el mito originario azteca sobre el nacimiento de su dios tribal Huitzilopochtli en el cerro Coatepec (náhua: Montaña de las serpientes)? En este mito, el embarazo "milagroso" de la diosa madre Coatlicue enfurece a su hija Coyolxauhqui y a sus cuatrocientos hijos, los Centzon Huitznahua. Cuando deciden matar a su madre, ella parirá en la misma cumbre de Coatepec a Huitzilopochtli que desmiembra a su hermana y arroja los pedazos por la montaña. Luego persigue a sus hermanos y les extermina. El adoratorio de Huitzilopochtli en la cima del TEMPLO MAYOR simbolizaría Coatepec. Así comprendemos la presencia al pie de la escalera que llevaba a la cumbre la famosa escultura que representa a Coyolxauhqui desmembrada. Cuando una víctima era sacrificada en la cima del templo, su cuerpo era arrojado escaleras abajo, como una repetición simbólica del mito.

Además por otro lado, el TEMPLO MAYOR calmaría la sed de legitimidad del pueblo azteca: ciertos autores consideran que esta tribu recién llegada al escenario del valle de México sufría una especie de «complejo de inferioridad» por su inferior desarrollo cultural respecto a las civilizaciones conquistadas y por ello deseaban aparecer como sucesores de las grandes civilizaciones mesoamericanas, cuyas ruinas todavía se encontraban bajo sus pies, como las de TEOTIHUACÁN y las de los TOLTECAS; para ello por ejemplo enterraron bajo el Templo Mayor máscaras que extrajeron de las ruinas de TEOTIHUACÁN y también imitaron detalles arquitectónicos como el perfil talud-tablero de TEOTIHUACÁN o los Chac Mool de Tula.

Tzompantli, altar recubierto de calaveras humanas

El acabado del TEMPLO MAYOR era el de una pirámide doble: doble escalera y dos santuarios en su cumbre. Según Ester Pasztory, esta forma arquitectural, presente en otros lugares, permitía a los Aztecas asociar a su dios tribal, Huitzilopochtli, con una divinidad principal del panteón Mesoamericano, el dios de la lluvia, Tláloc. En este binomio rico en simbología algunos ven la asociación de la pequeña tribu nómada recién llegada al valle de México con las antiguas poblaciones sedentarios de la meseta central. El arqueólogo mexicano Matos Moctezuma ve además allí la expresión sacralizada de dos funciones económicas: Huitzilopochtli dirige la guerra que permite obtener tributo de los vencidos, mientras que Tláloc dirige las actividades agrícolas. También podemos ver allí la asociación del Norte árido representado por Huitzilopochtli y origen de la tribu Azteca; y el Este húmedo y acuático representado por Tláloc.

El TEMPLO MAYOR era el lugar por excelencia de las cardiotomías, el sacrificio humano bajo su forma más corriente que era la extirpación del corazón. El mito Azteca del Quinto Sol explica esta práctica: el universo es inestable porque depende de la continuidad del movimiento del sol y sería destruido si éste se para, por ello continuamente los hombres deben imitar a los dioses que se sacrificaron en TEOTIHUACÁN para que el sol se pusiese en movimiento. Aunque el sacrificio humano siempre existió en Mesoamérica, podemos preguntarnos porqué tomó un carácter tan crudo en los aztecas: según los cronistas, en 1487 entre 3.000 y 84.000 personas fueron sacrificadas durante los cuatro días que duró la reconsagración del TEMPLO MAYOR en el reinado de Ahuízotl — aunque estas cifras les parecen exageradas a ciertos autores por la dificultad técnica de matar tantas personas en tan poco tiempo.

Una de las teorías más difundidas para explicar esta hecatombe es el giro ideológico que se efectuó durante una gigantesca hambruna hacia 1450, se le atribuye a Tlacaélel la idea de se debió a la cólera de los dioses porque no se les abastecía suficientemente de sangre humana, que los aztecas designaban con una metáfora: «Chalchiuatl» ('agua preciosa'). Para poder asegurar este aprovisionamiento de víctimas, inventaron la institución de las «guerras floridas», una forma de guerra ritual donde en vez de matar se procuraba capturar a los guerreros enemigos para sacrificarlos.

TEMPLO MAYOR AZTEKATL y su orientación al equinoccio; Que es el momento del año en que los días tienen una duración igual a la de las noches, en todos los lugares de la Tierra