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sábado, 14 de agosto de 2010

LA MARIPOSA TOLTECA DE LA UNIDAD


           

La Mariposa Monarca, es la más popular de todas las mariposas en el territorio central de la República Mexicana. Sus elegantes alas negras y anaranjadas adornan los bosques de los Estados de México y Michoacán durante el invierno. Además de ser una bella especie del reino natural, la Mariposa Monarca (Danaus Plexippus Linneo) fascina por sus cualidades de adaptación biológica.

Sin embargo la importancia que se le ha otorgado no viene de la enorme difusión que se originó en los últimos años de la década de los 70´s, sino que al hacer una revisión extensa encontramos en un pequeño libro titulado “La Mariposa Sagrada” de Heidi Mc Allister, que la Mariposa Monarca ha inspirado admiración desde épocas remotas.

Entre las culturas prehispánicas que habitaron la República Mexicana, las más importantes fueron la teotihuacana (200 a 900d.C.) y la azteca (1300 a 1523d.C). Dentro de su simbolismo ritual y en sus objetos de uso diario, destacó entre diversos animales la mariposa.

Los aztecas la reconocieron como Quetzalpapalotl o Mariposa Sagrada. El insecto causó tal impacto que fue objeto de culto y se le dedicó un centro de estudios científicos. Creían que las mariposas eran angelitos de niños muertos que regresaban a la tierra, los indígenas veían una cara humana en las alas de la Monarca. El grupo mazahua la conoció con el nombre de “Hijas del Sol”; tal vez por el color brillante de sus alas o porque con el despertar de la Monarca llegaba el sol de la primavera.

En la cultura teotihuacana la mariposa estuvo representada en sellos, narigueras y tocados, sus formas van desde la más natural hasta las completamente estilizadas, a veces prácticamente irreconocible. En época más reciente, el pueblo mexica, portador de la cultura azteca, la representó en sellos, trabajos de pluma, pequeñas mantas, algunos códices, grabadas en piedra o como parte de tocados y escudos de los guerreros.



Los antiguos mexicanos tuvieron un gran conocimiento de los tipos de mariposas y de la vida de éstas, así mismo la hicieron parte de sus mitos y supersticiones. En el ornato y en el decorado desempeñaron también un papel muy importante. El nombre náhuatl para designar a la mariposa era “papálotl”. La mariposa era una representación del fuego y por ello entra en el símbolo que fue hecho por los mexicanos para representar la guerra. La movilidad de la mariposa los hizo tomarla por símbolo del movimiento del Sol Nahui Ollin y por eso también era símbolo de los dioses del camino, Tlacon tontli y Zacatontli.

La mariposa era la representación de los héroes y de personas importantes que habían muerto; también lo era de las almas que tienen su casa en el cielo, de los guerreros caídos o de los guerreros sacrificados en la piedra de los sacrificios así como de las mujeres muertas en el parto. Estas almas se transformaban después en colibríes de rico plumaje y en mariposas 

Se cuenta que en las culturas antiguas sabían que las mariposas ponían huevecillos, que éstos se convertían en gusanos y después en capullos y finalmente en mariposas; también conocían la época de la metamorfosis de diversas clases de ellas, para los grupos más frecuentes o las especies de formas y colores llamativos tenían nombres específicos de acuerdo a costumbres de las mariposas o de las orugas. Según Beutelspacher (1998) en su libro “Las mariposas entre los antiguos mexicanos” llamaron a los huevecillos de las mariposas “ahuauhpapálot”, a las orugas las llamaron “ocuilpapálotl”.

Para seguir con estos insectos prehispánicos, se sabe que tuvieron tanta influencia que utilizaron los nombres de Papaloapan, para un río en el Estado de Veracruz (de las raíces papálot-mariposa; y apan-río, originando el significado de “Río de las Mariposas”, y también en la palabra Papalotepec, que es una localidad en el Estado de México, cuyas raíces papálotl-mariposa; tépetl-cerro, dan el significado “en el cerro de las mariposas”.

La poesía indígena de los guerreros osados, crueles y sanguinarios hacía referencia al gran interés que centraban en la naturaleza, ya que poseían una extraordinaria sensibilidad para apreciar y gozar aspectos sobresalientes, de allí que en sus escritos existan claras referencias sobre las mariposas, siendo en ocasiones el objeto del poema, y en otras empleándose en un sentido metafórico.

En tiempos antiguos la mariposa fue transformada en una diosa, la cual a su vez era símbolo del amor, diosa de las flores, de la vegetación, representación del fuego y muchas otras atribuciones.

Se conoce también que después de la Conquista, la dominación española hizo una destrucción masiva de todo aquello que recordara algo de la esplendorosa cultura sometida; de allí que los libros o códices en que estaba contenido el conocimiento de los pueblos fueron quemados en grandes hogueras, y sus ídolos fueron rotos o en el mejor de los casos, se emplearon como base en los cimientos para la construcción de la nueva ciudad española. Esto contribuyó a que muy poco de esa expresión cultural, se rescatara para el patrimonio universal, siendo principalmente gracias a la colaboración de los frailes, uno de ellos fue fray Bernardino de Sahagún.

Así es como ha sido tratada la mariposa desde generaciones atrás, como símbolo único e importante para los cultos, cada año la población completa de Mariposas Monarcas emprende el vuelo hacia la ruta destinada según la época hasta desaparecer, esto ha ocurrido desde hace muchos años y seguirá ocurriendo si la sociedad se lo permite.