25 LÁPIDAS DE TEZONTLE DE MÁS
DE 550 AÑOS
En una franja de
piso ubicada frente a los vestigios del Templo Mayor, en el Centro Histórico de
la ciudad de México, se hallaron 23 lápidas de tezontle de más de 550 años de
antigüedad, con representaciones de serpientes, cautivos, ornamentos y
guerreros, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un
comunicado, se detalló que de acuerdo con investigaciones de los arqueólogos,
las losas "forman un discurso prehispánico relacionado con los mitos del
nacimiento de Huitzilopochtli, dios mexica de la guerra, y con el del origen de
la Guerra Sagrada
de esa antigua cultura".
El hallazgo, que
se ubicó con dirección a lo que fue el adoratorio de esa deidad, se registró a
finales del año pasado por especialistas del INAH en la Plaza Manuel Gamio,
junto a la plataforma circular decorada con cabezas de serpientes descubierta
en septiembre de 2011.
"Los
vestigios prehispánicos son de gran valor arqueológico porque es la primera
ocasión en que se encuentran, dentro de lo que era el recinto sagrado de
Tenochtitlán, gran cantidad de lápidas dispuestas expresamente, a manera de
documento iconográfico, para crear un discurso que narra ciertos mitos de esta
antigua civilización", explicó Raúl Barrera, arqueólogo responsable de las
excavaciones.
El especialista
indicó que, de manera preliminar, se considera que tanto las lápidas como el
piso de andesita rosa y lajas de basalto (de 16.7 metros de largo y
3.3 de ancho) donde están colocadas, corresponden a la etapa constructiva IV
del Templo Mayor, que se edificó de 1440 a 1469, durante el gobierno del tlatoani
Moctezuma I.
“Los documentos
Historia general de las cosas de la Nueva España, de Bernardino de Sahagún, así como
Historia de las Indias de Nueva España e islas de tierra firme, escrito por
Diego Durán, y los códices Boturini y Chimalpopoca, que refieren a los mitos
del nacimiento de Huitzilopochtli y del origen de la Guerra Sagrada
entre los mexicas, sugieren que las imágenes talladas en estas 23 lajas de
tezontle rojo y gris –cuyas dimensiones en promedio son de 50 centímetros de
alto y 40 de ancho– están relacionadas con dichas narraciones mitológicas”,
agregó Barrera.
Las imágenes en
relieve que presentan las lápidas aluden a ocho serpientes con las fauces
abiertas, de las cuales se puede apreciar la lengua bífida y en la parte
inferior el crótalo. También está presente la representación de un escudo de
guerra o chimalli, con figuras de caracoles y cuentas de piedra, dardos en
dirección a la parte inferior y trazos que quizá simbolicen chorros de sangre,
detallaron Lorena Vázquez y Rocío Morales, arqueólogas que participan en la
investigación.
Otras de las
imágenes grabadas en las lápidas son un dardo con representación de humo hacia
los lados, frente al cual se halló una punta de flecha de obsidiana, así como
un guerrero estelar ataviado que porta en una mano su chimalli y en la otra un
lanzadardos, arma con la cual Huitzilopochtli venció a Coyolxauhqui, así como
relieves de ornamentos característicos de esta diosa, como una nariguera y una
orejera.
Una lápida más
tiene grabada la figura de un cautivo arrodillado con las manos atadas por la
espalda, que posiblemente está hablando, pues frente a su boca está la figura
de una vírgula; se aprecia la talla de una lágrima cayendo de su ojo.
En otra de las
piezas prehispánicas se observa el rostro de perfil de un decapitado que lleva
un tocado de plumas y una orejera, además de representaciones de ornamentos,
como un rosetón adornado con plumas y una flor cortada de manera transversal.
"Algunas de
las lajas tienen a los costados las representaciones de círculos, a manera de
numerales, que posiblemente aludan a fechas calendáricas. Sin embargo, se
continúa con los estudios para determinar si efectivamente indican alguna
fecha", precisó Lorena Vázquez.
Los
especialistas del INAH comentaron que el hallazgo ocurrió durante los trabajos
de supervisión arqueológica de las obras de adecuación que se realizan para la
creación de un nuevo acceso al Museo de Templo Mayor.
El arqueólogo
Raúl Barrera concluyó que una vez terminados los trabajos de sondeo, para
determinar la existencia de algún tipo de ofrenda debajo de las lápidas, así
como las labores de limpieza y restauración en las lajas, se colocará un piso
de cristal para que los visitantes puedan admirar la magnificencia de esos 23
relieves del siglo XV.