El Cóporo; La zona
arqueológica se desarrolló entre el 200 y el 900 d.C.
*** En días próximos abrirá este SITIO
PREHISPÁNICO DE GUANAJUATO; será el noveno que se dispone al público en este
sexenio y el cuarto en esa entidad
*** La puesta en valor del
lugar, que tuvo su apogeo hace mil 500
años, es resultado de un proyecto arqueológico con enfoque social y
ecológico, desarrollado durante siete años
En días
próximos, abrirá en Guanajuato una nueva zona arqueológica, EL CÓPORO, que se distingue de otros
sitios habilitados en ese estado por su arquitectura desarrollada hace mil 500
años; su puesta en valor para disfrute del público requirió de la
implementación de un proyecto con enfoque social y ecológico, toda vez que este
SITIO PREHISPÁNICO se halla sobre
las laderas y la cima del cerro del mismo nombre.
EL CÓPORO será el noveno
sitio prehispánico abierto en este sexenio, y el cuarto en el estado de
Guanajuato. A diferencia de las zonas arqueológicas de Plazuelas, Peralta y Cañada de la Virgen, ligadas a la Tradición del Bajío, esta
zona arqueológica del noroeste de esa entidad, está vinculada culturalmente a LA
TRADICIÓN DEL
TUNAL GRANDE, que integra
asentamientos del occidente de San Luis Potosí, suroeste de Zacatecas, y Los
Altos de Jalisco.
Éste y otros
aspectos se han ido develando gracias al proyecto arqueológico, a cargo del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), que se ha
desarrollado a lo largo de siete años, y que ha tenido el apoyo del Gobierno
del Estado de Guanajuato y del Ayuntamiento de Ocampo.
Carlos Alberto
Torreblanca, coordinador del proyecto arqueológico, dio a conocer que el
carácter interdisciplinario de esta iniciativa ha permitido saber que EL CÓPORO se desarrolló entre mil 800 y
mil 100 años atrás (200-900 d.C.), e inclusive conocer el medio
ambiente que prevalecía en ese entonces, el cual era muy distinto al paisaje
semidesértico actual.
Plaza del Ocaso, donde se
efectuaban rituales abiertos con la participación de un gran número de personas
El Cóporo será el noveno
sitio prehispánico abierto en este sexenio, y el cuarto en el estado de
Guanajuato
La puesta en valor del lugar
es resultado de un proyecto arqueológico con enfoque social y ecológico, desarrollado
durante siete años
En el Centro de Atención, en
su primera fase, contará con una sala introductoria para exhibir gráficamente
los resultados de siete años de trabajo continuo
El futuro
visitante comenzará su recorrido por el sitio en las partes bajas del cerro, en
donde se encontraban las habitaciones de la gente común, para después pasar a UN CONJUNTO CÍVICO-CEREMONIAL CONOCIDO COMO
LA PLAZA DEL
OCASO, donde se efectuaban rituales abiertos con la participación de un gran
numero de personas.
Sin embargo, el
ascenso mismo —explica el arqueólogo del Centro INAH Guanajuato— marca una
separación entre el ámbito público y el privado, y desde el área conocida como PUERTO DEL AIRE, comenzaba una ruta de peregrinación
hacia un espacio más exclusivo, ubicado en la cima del cerro (de 156 m de altura), llamado
precisamente EL CÓPORO. Este trayecto, es justo el que expresa el
enfoque ecológico del proyecto.
Durante la
temporada de lluvias, como ocurre en estos meses y hasta septiembre, las
cactáceas —entre las que hay 16 variedades de nopal— muestran un verdor
inusual, y manantiales y arroyos se encuentran llenos. De acuerdo con Carlos Torreblanca, varios de estos cuerpos de agua
fueron venerados y explotados en la época prehispánica.
Para apreciar
mejor este escenario —flanqueado por paredones de roca erosionados por el
viento, que da lugar a formas caprichosas—, se diseñaron varios miradores y
áreas donde las personas no aptas para continuar el recorrido hasta la cúspide,
puedan permanecer, pues el paisaje es un espectáculo por sí mismo.
Según los
estudios paleobotánicos, detalla el experto del INAH, el ecosistema que
prevaleció entre 200 y 900 d.C., cuando estuvo habitado EL CÓPORO, dista mucho del semblante semidesértico que muestra hoy
en día. Investigaciones hechas en los años 60 en EL CÓPORO, sugerían que hubo cambios climáticos que derivaron en el
paisaje que se observa ahora.
“A partir de
2005, nuestro proyecto intentó corroborar o descartar esta hipótesis. Análisis
de polen y de madera evidenciaron que el Valle de Ocampo, donde se
asienta EL CÓPORO, era bosque de pinos y encinos en áreas
cercanas a la Sierra
de Santa Bárbara y a cuerpos de agua, y después había manchones menores, quizá
de cactáceas.
“También se
recuperaron restos de maíz, calabaza, amaranto, tomatillo, frijol, chile, lo
que formaba parte de la dieta básica de los antiguos visitantes. Cerca de las
áreas de cultivo se encontraban las pequeñas aldeas. Estos recursos se enviaban
a la ciudad, donde eran controlados y seguramente distribuidos por un cacique a
toda esa región, el Valle de Ocampo”,
detalló el coordinador del Proyecto Arqueológico El Cóporo.
Para apreciar mejor este
escenario, flanqueado por paredones de roca erosionados por el viento, se
diseñaron miradores
El visitante comenzará su
recorrido en las partes bajas del cerro, donde se encontraban las habitaciones
de la gente común, para después pasar a un conjunto cívico-ceremonial conocido
como la Plaza
del Ocaso
El paisaje es un espectáculo
por sí mismo
Conjunto cívico ceremonial.
Diseño de la Galería:
Página Web, con fotos de Héctor Montaño / INAH.
Aunque LOS ANTIGUOS POBLADORES DE EL CÓPORO Y SUS
DOMINIOS —controlaba 29 asentamientos menores— modificaron el ecosistema
precisamente para su sustento, el cambio más radical de éste se dio durante la Colonia, cuando la minería
requirió la explotación de grandes áreas boscosas para obtener madera, lo que
provocó un proceso de desertificación y la aparición de una vegetación dominada
por mezquites, huizaches y nopales.
“Fue muy
importante comprender EL ESCENARIO
GEOGRÁFICO en que se desarrollaron esas sociedades prehispánicas, pero también
ver la evolución del paisaje, la vegetación, la flora y la fauna, en el periodo
histórico y el contemporáneo, de modo que ahora también entendemos la vida
cotidiana de San José del Torreón, que es la comunidad más cercana a la zona
arqueológica.”
“En San José del
Torreón aún persisten casas con el sistema constructivo tradicional de muros de
adobe, chimenea, techos de tejamanil, si bien han comenzado a edificar
viviendas con materiales más modernos. En
el ámbito religioso, la comunidad celebra a su santo patrón cada 19 de marzo,
a estas festividades acuden personas de la región, así como los migrantes”,
dijo Torreblanca.
ESTA LÍNEA DE TIEMPO —que
atraviesa las épocas prehispánica, colonial, y los siglos XIX y XX, hasta
llegar al nuevo milenio, en la región del Valle de Ocampo— también se mostrará
en el Centro de Atención de Visitantes de El Cóporo, que en su
primera fase contará con una sala introductoria, donde se exhibirán
gráficamente los resultados de siete años de trabajo continuo.