SEPULCRO PREHISPÁNICO
Cámara funeraria de más de
mil años de antigüedad. Zona arqueológica de Tingambato, Michoacán
*** UNA CÁMARA FUNERARIA de
más de 1,000 años de antigüedad fue hallada recientemente en la ZONA ARQUEOLÓGICA
DE TINGAMBATO; contenía la osamenta de
un individuo y 19,000 cuentas
*** El descubrimiento se
registró durante los trabajos de conservación e investigación del Proyecto Especial Michoacán, que se
aplica en cinco sitios prehispánicos de esa entidad
El
descubrimiento de una cámara funeraria de más de 1,000 años de antigüedad, en la Zona Arqueológica
de Tingambato, en Michoacán, con el entierro de un personaje aún no
identificado, acompañado de 19,000 cuentas de piedra verde, concha y huesos
humanos, es uno de los resultados más sobresalientes derivados de un proyecto
especial de investigación y conservación arqueológica que realiza el INAH en
cinco sitios prehispánicos de esa entidad.
De acuerdo con
arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta),
la complejidad en la arquitectura de la cámara mortuoria y la riqueza del
entierro, que datan del periodo Clásico (200 a 900 d.C.), indican que se trata de los
restos de un personaje de alto rango de la antigua urbe de Tingambato.
Aún no se ha
podido identificar la filiación cultural del entierro, pero se infiere que,
posiblemente, la cámara corresponde a la tradición funeraria de Occidente, a la
que pertenecen las tumbas de tiro y las de El Opeño, aunque éstas comenzaron a
construirse durante el periodo Preclásico (300 a 200 a.C.), con continuidad en
un lapso del Clásico (400 a
600 d.C.).
Desde 2011 a la fecha, el INAH
desarrolla el denominado Proyecto Especial Michoacán, en las zonas
arqueológicas de Tzintzuntzan, Ihuatzio, Tres Cerritos, Huandacareo y
Tingambato, fue en esta última donde hace unos meses se registró el hallazgo de
la cámara funeraria, que mide 3.60 por 4.00 metros, y se
encontró a 2.70 metros
de profundidad.
El arqueólogo
Melchor Cruz, coordinador de los trabajos de conservación e investigación en
Tingambato, informó que las características de la que han denominado Tumba II y
la riqueza del entierro indican que Tingambato debió tener una mayor
importancia en la historia prehispánica de la región, que la dada hasta el
momento, “puede tratarse de un centro rector del periodo Clásico mesoamericano,
en la región central de lo que hoy es Michoacán”.
Detalló que el
espacio funerario se compone de un techo de lajas trabajadas en formas angostas
y alargadas, encimadas una en otra, pegadas con lodo, y colocadas en dirección
contraria a las manecillas del reloj; en tanto que los muros son de piedra
recubierta con un repellado elaborado con fibras vegetales. Este sepulcro se
suma al descubierto en 1979 por el arqueólogo Román Piña Chan, denominado la Tumba I de Tingambato.
Ornamentos del entierro 2 de
Tingambato
Proceso de excavación de la Tumba 2
La complejidad en la
arquitectura de la cámara mortuoria y la riqueza del entierro indican que se
trata de los restos de un personaje de alto rango de la antigua urbe
Melchor Cruz
refirió que la cantidad de cuentas de concha que se hallaron en la cámara,
hablan de posibles relaciones entre los antiguos pobladores de Tingambato con
pueblos de la costa, por lo que también se advierte que fue un punto
estratégico dentro de una ruta comercial hacia la Cuenca de Pátzcuaro.
“El acomodo del
entierro fue toda una parafernalia: hasta arriba encontramos cientos de cuentas
talladas en formas rectangulares y cuadrangulares, caracoles de dos a ocho
milímetros de tamaño; algunos de estos materiales probablemente formaron
collares, cubrían la osamenta humana a la altura del tórax y los brazos; debajo
de los restos del individuo encontramos una cama de lajas colocadas sobre el
piso de la cámara funeraria”.
Fue en julio de 2011, a través del Proyecto
Especial Michoacán, que luego de tres décadas se retomaron las exploraciones en
Tingambato, paralelas a trabajos de mantenimiento mayor de los antiguos
edificios.
El descubrimiento
se registró mientras se podaba la hierba y se buscaban vestigios de
arquitectura prehispánica; un trabajador metió el pie en un hoyo hecho por una
tuza y se le hundió unos 10
centímetros hasta que su zapato se topó con algo duro,
para verificar de qué se trataba, el arqueólogo Melchor Cruz, introdujo la mano
y tocó una piedra laja, entonces pensó que podría tratarse de una tumba.
Esta es la
segunda tumba que se descubre en ese sitio. El especialista comentó que a
diferencia de la cámara mortuoria hallada en 1979, ésta tiene un sistema
estructural más complejo, caso de los muros de la cámara, los contrafuertes o
desplantes del techo y la cubierta.
El descubrimiento se suscitó
cuando un trabajador metió el pie en un hoyo hecho por una tuza. El arqueólogo
Melchor Cruz introdujo la mano y tocó una piedra laja; entonces pensó que
podría tratarse de una tumba
La cámara funeraria contenía
la osamenta de un individuo y 19,000 cuentas
La cantidad de cuentas de
concha que se hallaron en la cámara, hablan de posibles relaciones entre los
antiguos pobladores de Tingambato con pueblos de la costa
Esta es la segunda tumba que
se descubre en ese sitio. Diseño de la Galería: Página Web, con fotos del Arqlgo. Melchor
Cruz y de Héctor Montaño
Según estudios
de Melchor Cruz, las tumbas I y II fueron construidas antes de la nivelación
del terreno para edificar la gran plataforma de Tingambato, que data de
alrededor de 450 d.C.; de confirmarse esta hipótesis, “el sitio sería más
antiguo de lo que se ha propuesto hasta el momento, su ocupación podría haber
comenzado en el año 200 d.C.
“Hasta ahora
—continuó el arqueólogo— las investigaciones indican que el poblamiento de
Tingambato comenzó en el año 450 después de Cristo, cuando regularizaron el
terreno, construyeron una gran plataforma y sobre ella edificaron sus templos,
casas y edificios civiles”.
Dichos grupos,
indicó el investigador, habitaron Tingambato hasta 600 d.C., a partir de
entonces se ha identificado que hubo una influencia teotihuacana que perduró
hasta 900 d.C., que quedó de manifiesto en edificaciones con talud-tablero y la
construcción de habitaciones alrededor de patios hundidos.
En este sentido,
Melchor Cruz destacó que como resultado del Proyecto Especial Michoacán,
también se descubrió un patio hundido, dentro de un área adjunta a la Tumba II; “es el segundo
que se halla en este sitio arqueológico, aunque no ha sido posible atribuir su
construcción a un grupo indígena específico”
A partir de las
recientes investigaciones el arqueólogo propone que los dos patios hundidos de
Tingambato pudieran dar referencias de la arquitectura de sitios del Bajío,
como Plazuelas y Peralta, en Guanajuato, tomando como base las investigaciones
del arqueólogo Efraín Cárdenas, especialista en la región, quien plantea la
edificación de los patios hundidos para el periodo de 350 a 750 d.C.
Melchor Cruz
concluyó que aún faltan muchas investigaciones para definir con claridad los
primeros grupos culturales que habitaron Tingambato. “Durante más de 30 años no
hubo exploraciones arqueológicas por lo tanto no tenemos suficiente
información; el hecho de encontrar una segunda tumba y otro patio hundido nos
lleva abrir nuevas líneas de investigación para verificar la importancia de
este sitio que parece haber sido mucho más relevante y multicultural de lo que
hasta ahora se sabe”.