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sábado, 3 de diciembre de 2011

NACIMIENTO DE HUITZILOPOCHTLI




MUCHO HONRABAN LOS MEXICAS A HUITZILOPOCHTLI; sabían ellos que su origen, su principio fue de esta manera: En Coatepec, por el rumbo de Tula, había estado viviendo, allí habitaba una mujer de nombre Coatlicue. Era madre de los Cuatrocientos surianos (del Sur) y de una hermana de estos de nombre Coyolxauhqui.

Y esta Coatlicue allí hacía penitencia, barría tenía a su cargo el barrer, así hacía penitencia, en Coatepec, la Montaña de la Serpiente, y una vez, cuando barría Coatlicue, sobre ella bajo un plumaje, como una bola de plumas finas en seguida lo recogió Coatlicue, lo colocó en su seno.

Cuando termino de barrer, buscó la pluma, que había colocado en su seno, pero nada vio allí.

En ese momento Coatlicue quedó encinta. Al ver los cuatrocientos surianos que su madre estaba en cinta, mucho se enojaron, dijeron: “¿Quien le ha hecho esto? ¿Quien la dejó encinta? Nos afrenta, nos deshonra”. Y su hermana Coyolxauhqui les dijo: “Hermanos, ella no ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya encinta. ¿Quien le hizo lo que lleva en el seno?”

Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, le confortaba, le decía: “No temas yo se lo que tengo que hacer”.

Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo, estuvieron resueltos los 400 surianos a matar, a acabar con su madre, luego se pusieron en movimiento, los guiaba Coyolxauhqui. Iban bien robustecidos, ataviados,  guarnecidos para la guerra…

Luego se pusieron en movimiento, iban en orden, en fila, en ordenado escuadrón los guiaba Coyolxauhqui.

(Y cuando por fin el ejército asciende a la cumbre del monte sagrado ocurre el milagro)

En ese momento nació Huitzilopochtli, se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanzadardos azul, el llamado lanza dardos de turquesa, se pintó su rostro… Y uno de sus pies, el izquierdo, era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas…

Y el llamado Tochancalqui, puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiucoatl, que obedecía a Huitzilopochtli. Luego con ella hirió a Coyolxauhqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de Coatepec, montaña de la serpiente. El cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, su cuerpo. Entonces Huitzilopochtli se irguió, persiguió a los 400 surianos los fue acosando, los hizo dispersarse desde la cumbre de Coatepec, la montaña de la culebra.

En vano trataban de hacer algo contra él, al son de los cascabeles y hacían golpear sus escudos. Pero ellos mucho le rogaban, le decían: “¡Basta ya!”. Pero Huitzilopochtli no se contentó con eso, con fuerza se ensañaba contra ellos. Los perseguía. Solo unos cuantos se pudieron escapar de su presencia pudieron liberarse de sus manos. Se dirigieron hacia el sur, porque se dirigieron hacia el sur se llaman 400 surianos…

Y cuando Huitzilopochtli le hubo dado muerte, cuando hubo dado salida a su ira, les quito sus atavíos, sus adornos, su anuecúyotl, se los puso, se los apropió los incorporó a su destino hizo de ellas sus propias insignias.

A él lo veneraban los mexicas, le hacían sacrificios, lo honraban y servían. Y Huitzilopochtli recompensaba a quien así oraba. Y su culto fue tomado de allí de Coatepec  la montaña de la Serpiente, como se practicaba desde los tiempos antiguos.

Códice Florentino Lib III Cap. 1

A la luz del Gnostisimo podemos encontrar en este Mito, descrita de una forma muy sencilla la creación del mundo y sus leyes que lo gobiernan; así tenemos representando  el sol a Huitzilopochtli, la luna (Coyozauqui) las estrellas (los 400 surianos) y el caos de donde surge todo (Coatlicue), es pues una bella exposición de Cosmogenesis (Cosmo=Orden Génesis=Origen).

Resulta interesante saber que los Tlamatinime (maestros sabios) en sus enseñanzas, reunían los 4 pilares de la Gnosis conjuntando Ciencia, Filosofía, Arte y mística y que un solo símbolo, nicho, piedra, leyenda, etc. Contenía diferentes significados para que el que de acuerdo al nivel de ser de cada quien, extrajera el conocimiento que necesitaba de estas enseñanzas.

Podemos interpretar esta leyenda si cada personaje lo llevamos a nuestro interior y tendremos la técnica precisa para destruir esos elementos inhumanos que cargamos en nuestro interior y que son origen de todas nuestras desgracias.

Coyolxauhqui: Se traduce como “la de cascabeles en las mejillas” que entre los aztecas los cascabeles en las mejillas representaba voluptuosidad indicando con esto el defecto que más fuerza tiene en nosotros, la Lujuria, con justa razón es la hermana mayor de los 400 surianos.

400 Surianos: son nuestros defectos psíquicos.

HUITZILOPOCHTLI: “EL SOL QUE RENACE” por su parte es representación de la Luz, de la sabiduría, del amor, de los pocos valores positivos que nos quedan y que deben luchar contra las potencias tenebrosas de nuestro interior, es por una parte la esencia interior, y también nuestro ser que nos impulsa al trabajo por la perfección de cada uno de nosotros.

COATLICUE: Es la representación de la Madre Divina, quien concibe a Huitzilopochtli, similar a Jesús sin contacto de varón. Coatlicue se traduce como “La de falda de Serpientes”, la serpiente se asocia según el zodiaco azteca a los órganos creadores.

COATEPEC: Montaña de la serpiente. Es el simbolismo del camino que hay que seguir hacia la perfección, este se asemeja a una montaña.

XIUCOATL: “SERPIENTE DE FUEGO”, es la fuerza capaz de destruir nuestros defectos psicológicos, similarmente en la india es la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, es el fuego sagrado que dirigido a los defectos previamente comprendidos puede eliminarlos.

 EL MITO DEL NACIMIENTO DE HUITZILOPOCHTLI


(Códice Florentino, Lib. III. Cap. I

Traducción directa del náhuatl hecha por el Dr. Miguel León-Portilla)

 Mucho honraban los Mexicas a Huitzilopochtli; sabían origen, su principio fue de esa manera:

En Coatepec, por el rumbo de Tula,
había estado viviendo,
allí habitaban una mujer
de nombre Coatlicue.
era madre de los 400 Surianos
y de una hermana de éstos
de nombre Coyolxauhqui.

Y esta Coatlicue allí hacía penitencia,
barría, tenía a su cargo el barrer,
así hacía penitencia,
en Coatepec, la Montaña de la Serpiente,
y una vez,
cuando barría Coatlicue,
sobre ella bajó un plumaje,
como una bola de plumas finas.

En seguida lo recogió Coatlicue,
lo colocó en su seno.
Cuando terminó de barrer,
buscó la pluma, que había colocado en su seno.
pero nada vio allí.
En ese momento Coatlicue quedó encinta.

A ver los 400 Surianos que su madre estaba encinta,
mucho se enojaron, dijeron:
- "¿Quién le ha hecho esto?
¿Quién la dejó encinta?
Nos afrenta, nos deshonra".

Y su hermana Coyolxauhqui les dijo:
-"Hermanos, ella nos ha deshonrado
hemos de matar a nuestra madre,
la perversa que se encuentra ya encinta.
¿Quien le hizo lo que lleva en el seno?
Cuando supo esto Coatlicue,
mucho se espantó,
mucho se entristeció.

Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno,
le confrontaba, le decía:
-"No temas,
yo sé lo que tengo que hacer”.
Habiendo oído Coatlicue

las palabras de su hijo,
mucho se consoló,
se calmó su corazón,
se sintió tranquila.

Y entre tanto, los 400 Surianos
se juntaron para tomar acuerdo,
y determinaron a una
dar muerte a su madre,
porque ella los había infamado.

Estaban muy enojados,
estaban muy irritados,
como si su corazón se les fuera a salir.
Coyolxauhqui mucho los incitaba,
avivaba la ira de sus hermanos,
para que mataran a su madre.

Y  los 400 Surianos
se aprestaron,
se ataviaron para la guerra.

Y  estos 400 Surianos
eran como capitanes,
torcían y enredaban sus cabellos,
como guerreros arreglaban su cabellera.
Pero uno llamado Cuahuitlíac
era falso en sus palabras.

Lo que decían los 400 Surianos,
en seguida iba a decírselo,
iba a comunicárselo a Huitzilopochtli.
Y  Huitzilopochtli le respondía:
-"Ten cuidado, está vigilante,
tío mío, bien sé lo que tengo que hacer".

Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo,
estuvieron resueltos los 400 Surianos
a matar, a acabar con su madre,
luego se pusieron en movimiento,
los guiaba Coyolxauhqui.

Iban bien robustecidos, ataviados,
guarnecidos para la guerra,
se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel
su anecúyotl, sus brazaletes,                              '
sus colgajos de papel pintado,
se ataron campanillas en sus pantorrillas
las campanas llamadas oyohualli.

Sus flechas tenían puntas barbadas.
Luego se pusieron en movimiento,
iban en orden, en fila;
en ordenado escuadrón,
los guiaba Coyolxauhqui.    

Pero Cuahuitlícac subió en seguida a la montaña,
para hablar desde allí a Huitzilopochtli,
le dijo:
-"Ya vienen."
Huitzilopochtli le respondió:
- "Mira bien por dónde vienen."

Dijo entonces Cuahuitlícac:
-"Vienen ya por Tzompantitlan."
Y  una vez más le dijo Huitzilopochtli:
-"¿Por dónde vienen ya?"
Cuahuitlícac le respondió:
-"Vienen ya por Coaxalpan."

Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a Cuahutlícac:
-"Mira bien por dónde vienen."
En seguida le contestó Cuahuitlícac:
-"Vienen ya por la cuesta de la montaña."
Y todavía una vez más le dijo Huitzilopochtli:
-"Mira bien por dónde vienen."

Entonces le dijo Cuahuitlícac:
-"Ya están en la cumbre, ya llegan,
los viene guiando Coyolxahuqui."

En ese momento nació Huitzilopochtli,
se vistió sus atavíos,
su escudo de plumas de águila,
sus dardos, su lanzadardos azul,
el llamado lanzadardos de turquesa.

Se pintó su rostro
con franjas diagonales,
con el color llamado "pintura de niño".
Sobre su cabeza colocó plumas finas,
se puso sus orejeras.

Y uno de sus pies, el izquierdo, era enjuto,
llevaba una sandalia cubierta de plumas,
y sus dos piernas y sus dos brazos
'os llevaba pintados de azul.

Y el llamado Tochancalqui
puso fuego a la serpiente hecha de teas llamadas Xiuhcóatl,
que obedecía a Huitzilopochtli.
Luego con ella hirió a Coyolxauqui,
le cortó la cabeza,
la cual vino a quedar abandonada,
en la ladera de Coatépetl,
montaña de la serpiente.

El cuerpo de Coyolxauhqui
fue rodando hacia abajo,
cayó hecho pedazos,
por diversas partes cayeron sus manos,
sus piernas, su cuerpo.

Entonces Huitzilopochtli se irguió,
persiguió a los 400 Surianos,
los fue acosando, los hizo dispersarse
desde la cumbre de Coatépetl, la montaña de la culebra.

Y cuando los había seguido
hasta el pie de la montaña,
los persiguió, los acosó cual conejos,
en torno de la montaña.

Cuatro veces los hizo dar vueltas.
En vano trataban de hacer algo en contra de él,
en vano se revolvían contra él
al son de los cascabeles
y hacían golpear sus escudos.

Nada pudieron hacer,
nada pudieron lograr,
con nada pudieron defenderse.
Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó,
los destrozó, los aniquiló, los anonadó.

Y entonces los dejó,
continuaba persiguiéndolos.

Pero ellos mucho le rogaban, le decían:
-"¡Basta ya!"
Pero Huitzilopochtli no se contentó con esto,
con fuerza se ensañaba contra ellos.

Los perseguía.
Sólo unos cuantos pudieron escapar de su presencia,
Pudieron liberarse de sus manos.
Se dirigieron hacia el sur
se llaman 400 Surianos,
los pocos que escaparon
de las manos de Huitzilopochtli.

Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado muerte,
cuando hubo dado salida a su ira,
les quito sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, 
se los puso, se los apropió,
los incorporó a su destino,
hizo de ellos sus propias insignias.

Y este Huitzilopochtli, según se decía,
era un portento,
porque con sólo una pluma fina,
que cayó en el vientre de su madre Coatlicue,
fue concebido.

Nadie apareció jamás como su padre.
A él lo veneraban los mexicas,
le hacían sacrificios,
lo honraban y servían.

Y  Huitziiopochtli recompensaba
a quien así obraba.
Y su culto fue tomado de allí,
de Coatépec, la montaña de la serpiente,
como se practicaba desde los tiempos antiguos.

*Tomado de Justino Fernández, "Una aproximación a Coyolxauhqui", Estudios de Cultura Náhuatl (México: UNAM, 1963), Vol. IV, pp 37-53