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sábado, 25 de junio de 2011

ORIGEN DE LOS AZTECAS O MEXICAS




La última TRIBU NAHUATLACA que llegó al Valle de México fue la de los AZTECAS. En sus Orígenes Míticos, ellos emergieron de los intestinos de la Tierra a través de SIETE CUEVAS, en un lugar denominado CHICOMOSTOC.

Las tradiciones afirman que venían del Norte y que su país era un lugar de tierra colorada. Algunos estudiosos suponen que la Cuna de los Pueblos Nahuas pudiera ser el valle inferior del Río Colorado.

Se detuvieron en AZTATLÁN o AZTLÁN, que según varias leyendas significa “LUGAR DE GARZAS” o “LUGAR DE LA BLANCURA”, debido al color del plumaje de esas aves.

Su localización exacta es desconocida, pero según algunos autores, es posible que estuviera localizado en una laguna situada en la desembocadura del Río San Pedro, en MEXCATITLÁN, NAYARIT.

Algunas versiones señalan que el nombre de “AZTECA” proviene de ese lugar mítico llamado AZTLÁN, aunque ellos preferían denominarse MEXICAS.

Posteriormente, los AZTECAS abandonaron el “LUGAR DE LAS GARZAS” por indicaciones de su dios HUITZILOPOCHTLI, quien les ordenó que lo dejaran, pues habrían de encontrar un lugar con mejores tierras.

Se dice que el grupo de pescadores y cazadores salió de AZTLÁN entre el año 890 y el 1,111. Emprendieron su migración hacia el Sur, en la búsqueda de una señal que les indicaría que se establecieran otra vez.

Vagaron durante años, según cuenta la leyenda, en busca de la señal en donde debían fundar su ciudad. Su peregrinación duró más de siete siglos.

Se cree que pasaron por los actuales territorios de Sinaloa, Jalisco, Guanajuato y Michoacán. No es posible reconstruir en detalle el itinerario que habían seguido hasta que llegaron a las inmediaciones de San Juan del Río, desde donde se cuenta con más información hasta su llegada al Valle de México.

Una tradición cuenta que a los EMIGRANTES AZTECAS los guiaba un dios llamado MIXITLI. Otra que el conductor era HUITZILOPOCHTLI, poderoso caudillo elevado a la categoría de dios después de su muerte. Una tercera leyenda presenta a HUITZILOPOCHTLI como dios y como conductor y caudillo a TENOCH.


Los AZTECAS que dejaron AZTLÁN tenían por costumbre encender un fuego nuevo cada 52 años, que era la duración de un CICLO EN SU CALENDARIO.

El primero celebrado después de iniciada su peregrinación fue el de COATEPEC, cerca de TULA, en 1,163. Habían vagado por mucho tiempo y se establecieron allí, donde vivieron varios años.

Según un mito, en COATEPEC nació el dios HUITZILOPOCHTLI o COLIBRÍ DEL SUR, hijo de COATLICUE. Era un hechicero que rendía culto a TEZCATLIPOCA, su caudillo y su dios más venerado.

Cuando los AZTECAS estaban en COATEPEC surgió una disputa. Algunos de ellos, que seguían a HUITZILOPOCHTLI, querían irse y otros, que seguían a COYOLXUAHQUI, la hermana de HUITZILOPOCHTLI, querían quedarse.

En la batalla que siguió, los seguidores de HUITZILOPOCHTLI ganaron y cambiaron su nombre a mexicas. La escultura del cuerpo desmembrado de COYOLXUAHQUI descansa hoy al pie del TEMPLO MAYOR, el Centro Religioso De Los Mexicas.

Guiados por HUITZILOPOCHTLI, se trasladaron a TULA y posteriormente a APAZCO, donde celebraron el siguiente fuego nuevo en 1,215. Se establecieron temporalmente en diversos sitios como ZUMPANGO, CUAUHTITLAN y ECATEPEC.

Continuando su peregrinación, bordearon el Sur de la sierra de Guadalupe y llegaron a TECPAYOCAN, el actual cerro de Santa Isabel, donde encendieron su tercer fuego nuevo en 1,267.


Desde su salida de TULA, los MEXICAS sólo permanecían unos años en cada lugar por donde pasaban, pues todas las tierras estaban ocupadas y nadie los quería como vecinos por ser muy pendencieros, practicar formas crueles de sacrificios humanos y tener la costumbre de robarse a las mujeres casadas.

Fueron la última tribu del Norte árido en llegar a Mesoamérica. Eran un pueblo pobre y atrasado, por lo que fueron mal recibidos por los habitantes de los señoríos de origen tolteca ya establecidos en el Valle de México.

Debido a su tardía aparición en el lugar, los mexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al Oeste del lago de TEXCOCO, rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos.

HUITZILOPOCHTLI les dijo entonces que buscaran entre los carrizales de los islotes a un águila posada en un nopal, que estaría devorando una serpiente, la señal de que allí deberían establecerse definitivamente.

En el año 1,325 los MEXICAS hicieron por fin el prodigioso descubrimiento y se establecieron en el lago, fundando la GRAN TENOCHTITLÁN, bajo el auspicio del último CAUDILLO-SACERDOTE TENOCH, quién le dio su nombre.

Ya asentados, estuvieron por varias décadas bajo el dominio del SEÑORÍO DE AZCAPOTZALCO, como soldados mercenarios. Hacia 1,430, los MEXICAS habían asimilado la cultura de los pueblos avanzados del valle y tenían poder militar.

Entonces atacaron y derrotaron a AZCAPOTZALCO e iniciaron así una sorprendente hazaña guerrera, que en sólo 70 años los hizo dueños del más GRANDE IMPERIO DE MESOAMÉRICA.

Los MEXICAS convirtieron el lecho del lago, poco profundo, en chinampas o islas artificiales donde cultivaban verduras y flores, además de criar aves domésticas.

Hicieron calzadas y puentes para conectar la ciudad con tierra firme; levantaron acueductos y excavaron canales para el transporte de mercancías y personas. Las gigantescas pirámides sobre las que construían los templos, dominaban el paisaje.

La ciudad floreció como resultado del alto grado de organización. A la llegada de los españoles, su imperio abarcaba casi todo lo que actualmente son los estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, México, Morelos, gran parte de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y el territorio de Soconusco, en lo que hoy es Guatemala.

sábado, 11 de junio de 2011

HUEHUETLAHTOLLI



Ayer aprendimos la sonora palabra «HUEHUETLAHTOLLI» en la colección de estudios que ha publicado Roxana Recio: Traducción y humanismo: Panorama de un desarrollo cultural (Soria: Vertere. Monográficos de la revista Hermeneus, 2007). Es náhuatl y está compuesta de HUEHUE (viejo, en el sentido de antiguo) y TLAHTOLLI (palabra, discurso, relato, refrán, amonestación), así que su traducción literal sería «antigua palabra». Quizá sea más adecuado traducirla por «LA PALABRA –O EL TESTIMONIO– DE LOS ANCIANOS» porque designa unos textos didácticos simples –aunque de una poesía directa, hermosa y cuajada de delicadas metáforas– con que se adoctrinaba a los jóvenes y se les enseñaban los principios morales de la civilización. Así lo explica el trabajo de Librado Silva Galeana, «Los HUEHUETLAHTOLLI recogidos por fray Andrés de Olmos, publicados después por fray Juan Bautista. Algunas dificultades que presentó su traducción» (págs. 173-185 del libro citado).


Don Andrés, notario azteca: Techialoyan land records, en Nahuatl (s. XVII)

En estos Textos se encuentra lo poco que nos ha quedado de la CULTURA DE LOS ANTIGUOS MEXICANOS. EN las recopilaciones que han sobrevivido vemos los esfuerzos de la última Generación Precolombina esmerándose en dejar constancia del viejo saber cuando ya había ocurrido la aniquilación de su mundo y se hacía presente la imposición del de los conquistadores.

Desde aquí, lejos en tiempo y espacio, creemos que los VIEJOS NÁHUATL también son «nuestros mayores». Lo empezaron a ser en el mismo momento en que España llegó allá y se mezclaron los pueblos, y su palabra debe ser escuchada con la misma atención que dedicamos a nuestros antepasados europeos. En los estudios universitarios españoles, desgraciadamente, se tiende a ignorar por completo estos temas. Después de la gran operación publicitaria y grotesca que montó el estado español alrededor de las celebraciones del Quinto Centenario, en 1992, hemos caído en el desprecio más absoluto hacia la cultura americana (siempre hay pequeñas excepciones, claro está). Sin duda, lo que mejor pervive son los escritos críticos, a veces furiosamente atrabiliarios, que dedicó Rafael Sánchez Ferlosio a aquellos festejos y a la relación española con América.

Y ahora nos mueve a escribir estas líneas el estremecimiento sufrido hoy al ver la ambigua lección de historia perpetrada por Mel Gibson en su film Apocalypto. Es especialmente irritante porque con los medios de que ha dispuesto y los temas que apunta podría haber resultado una película muy valiosa. Nos ha gustado oír los diálogos en maya, pero estas espectaculares simplificaciones de la historia crean tópicos como garrapatas en la mente de la mayoría de espectadores, y luego ya no es posible matizar nada.


Diego Rivera (1886-1957): «La Creación». Ilustración para el Popol Vuh, ca. 1931

Bien. Buscaremos este libro: Fray Juan Bautista Viseo, HUEHUETLAHTOLLI: testimonio de la antigua palabra. Ed. Miguel León-Portilla. Trad. Librado Silva Galeana. México: Comisión Nacional Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, 1988 (y México: Fondo de Cultura Económica, 1991).

domingo, 5 de junio de 2011

CALENDARIO AZTECA


 COMPUTO AZTECA

PIEDRA DEL SOL (I)

El desarrollo de las actividades humanas desde la aparición del hombre sobre la tierra, demostró la importancia de la medición del tiempo, por lo que éste creó diversos métodos, a menudo erróneos, para tal fin, valiéndose de la observación de elementos y fenómenos naturales como los movimientos del SOL y la LUNA. Estas imperfecciones se corregían periódicamente.

Para hacernos una idea de lo costoso que fue llegar al calendario único para toda la cristiandad, no hay más que anotar que en Portugal adoptó la era cristiana hasta casi las vísperas del descubrimiento de América. Otras "eras" de menor entidad, ya en el cristianismo, en la zona de oriente, la era bizantina, que empezaba el 5509 a. de J.C. (por la cuenta bíblica del principio del mundo).

Está claro que mientras se le daba vueltas al tema de la era (del principio de la cuenta de los años), que al fin y al cabo era un tema menor, se iba acercando al Calendario Juliano, el instituido por Julio César en el año 47 a. de J.C. (707 de la era romana, es decir, de la fundación de Roma), a la sazón dictador y gran pontífice.

En 1582 el papa Gregorio XIII promulgó el nuevo calendario, llamado Gregoriano por ser él su promotor. Habían pasado más de 1.600 años de vigencia del calendario Juliano y los pequeños desajustes se habían hecho muy ostensibles al cabo de tanto tiempo. El calendario civil se había retrasado 10 días respecto al calendario astronómico; por lo que Gregorio XIII tuvo que decretar en 1583 el salto del día 10 al 20 de diciembre. Ese año, diciembre tuvo sólo 21 días.

En esencia, la principal aportación de la reforma gregoriana consiste en que la cuenta de los años bisiestos no es rígida como en el Juliano; así pues, de la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaban los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tenía otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí eran bisiestos. La nueva norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: La duración básica del año es de 365 días; pero serán bisiestos (es decir tendrán 366 días) aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4, exceptuando los años que expresan el número exacto del siglo (100, 200..., 800..., 1800, 1900, 2000...), de los que se exceptúan a su vez aquellos cuyo número de siglo sea divisible por 4. Asimismo se corrigió en el calendario gregoriano la duración de los meses, ya fijada básicamente en el calendario Juliano.

El año bisiesto fue ya instituido por el calendario juliano, que añadía un día cada cuatro años en el mes de febrero, intercalándolo entre los días 23 y 24. Los romanos llamaban al 23 de febrero, "sexto calendas Martii" (el sexto día antes de las calendas de marzo). Al no permitir la peculiar cuenta y denominación de los días por los romanos "alargar" el mes, sólo les quedaba la opción de "repetir" un día. El día elegido para ser repetido fue el 23 de febrero, el sexto calendas, por lo que a los años en que se repetía (bis) ese día se les llamó bis-sextilis, que nos dio finalmente el nombre de bisiesto. "23-F bis" es un buen recurso nemotécnico para recordar el origen de la palabra "bisiesto".

El Papa Gregorio XIII reunió un grupo de expertos que, después de cinco años de estudios, implantó el calendario que actualmente tenemos en vigor en la sociedad occidental, realizando las siguientes reformas al calendario juliano.

   1. Se excluyeron diez días, disponiéndose que el 5 de octubre se contase como 15 de octubre.
   2. Se corrigió la duración del año solar, estableciéndose en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos.
   3. Se hizo empezar el año el 1 de enero.
   4. Los años seculares se convirtieron en bisiestos sólo si resultaban divisibles por 400, de este modo se ganaba la fracción de un día cada cien años, que en 15 siglos había ascendido a 10 días.

El nuevo calendario fue inmediatamente adoptado en todos los países católicos, pero el resto del mundo tardó en aceptarlo, siendo Rusia el último país que lo adoptó en 1918.

El calendario europeo antiguo y el actual, no han encontrado una forma para computar el cuarto de día que sobra de los 365 días muy problemático resulta el tener meses de 28, 30,31 días y cada cuatro años el mes de 28 días es de 29.

Pero como la costumbre se impone por la fuerza en este caso la conquista los romanos impusieron su deficiente calendario a los Galos, Iberos, Celtas, etc. y esté más tarde fue impuesto en los territorios de la nueva España por la misma razón.

La incertidumbre sobre el estudio de la medida de tiempo creo muchos problemas a los estudiosos del siglo XVI hasta nuestros días.

Constantemente nos enteramos que los CALENDARIOS MESOAMERICANOS son más exactos pero nunca se nos da una explicación del como es esto, en este trabajo trataré de darla.



La PIEDRA DEL SOL, o CALENDARIO AZTECA, se expresa principalmente con Símbolos de la SERPIENTE CASCABEL: a) El SOL emerge de las fauces de una GRAN VÍBORA tal; b) El SOL está al Centro de una GRAN NAHUI OLIN, Símbolo basado en los CUATRO ROMBOS que esas víboras tienen en la trompa; c) 52 CASCABELES en forma de corazón, erróneamente interpretados antes como gotas de sangre. La estilización en forma de corazón es exclusiva del Crótalus Durissus que lo tiene en la piel (Cf. Mi Descubrimiento del Culto Crotálico, p. 62) lo cual Señala el Origen MAYA de la Cronología AZTECA; d) DOS SERPIENTES DE CASCABEL ciñen la PIEDRA. Cada una tiene CUATRO CASCABELES estilizados en forma de lazo. 

PIEDRA DEL SOL (II)

El origen del CALENDARIO AZTECA proviene de la CULTURA DE LOS OLMECAS; los AZTECAS, UN PUEBLO ASTRÓNOMO, observador de los acontecimientos del universo, lo adoptaron y perfeccionó al comparar los movimientos del Sol con el del planeta Venus y la constelación de las Pléyades.

Los conocimientos profundos sobre el calendario estaban reservados a los Sabios o TONALPOHUQUE, quienes transmitían los principios básicos a los jóvenes en la Escuela obligatoria o CALMECAC.

 CEREMONIA DEL FUEGO NUEVO

El Gran TLATOANI de México AXAYÁCATL fue quien en  el año 13 caña (1479) mandó labrar la piedra conocida hoy como CALENDARIO AZTECA, GRANDE, MUY  GRANDE, donde están esculpidas las figuras de los meses, años, días y semanas con tanta curiosidad que  es admirable. Tan sólo 42 años antes de la caída de TENOCHTITLAN.

Con un peso de 25 toneladas y un diámetro de 3.60 metros tallaron sobre piedra de basalto de olivino lo que hoy conocemos como el CALENDARIO AZTECA o PIEDRA DEL SOL. En 1479 según el cronista Hernando Alvarado TEZOZOMOC, 50 mil indios de Azcapotzalco, Tacuba, Coyoacán, Culhuacán, Cuitláhuac, Chalco, Míxquic, Texcoco y Cuahutitlán fueron a sacar la piedra de "una gran peña de la falda de la sierra grande de Cuyuacan". La movieron con sogas gruesas y carretoncillos hasta colocarla donde fue tallada con pedernales "recios y agudos". La obra la ejecutó un artista de nombre TÉCPATL, quien también tuvo a su cargo realizar la escultura de Coatlicue, deidad de la Tierra y madre de los dioses.

De los Pueblos Aliados trajeron la mano de obra, la cal y la arena, para Construir el Sitio donde fue colocada la PIEDRA DEL SOL. De acuerdo al cronista Fray Diego Durán, ese recinto se llamó CUAUHXICALCO "QUE ERA UN PATIO MUY ENCALADO Y LISO, DE ESPACIO DE SIETE BRAZAS EN CUADRO".

"En un sólo día fue perfeccionada la obra y edificio y puesta la piedra encima (...) se tocaron en los templos muchos tambores y bocinas y caracoles; cantáronse muchos cantares en alabanza de la PIEDRA DEL SOL, y se quemaron gran cantidad de inciensos por manos de los Turíbulos que tenían sólo aquel oficio de incensar..." El CALENDARIO fue fijado junto a otra PIEDRA REDONDA de nombre CUAUHXICALLI, o "VASO DE ÁGUILA", con los RAYOS DEL SOL ESCULPIDOS.

En el SIGNO 4-MOVIMIENTO, el de NAHUI OLLIN, durante cuatro días y cuatro noches la gente ayunaba y hacía penitencia allí donde estaba la imagen del sol pintada "Como teniendo una CARA DE HOMBRE, de allí SALÍA SU RESPLANDOR. Su ADEREZO SOLAR: REDONDO, GRANDE, como mosaico de plumas de Guacamaya."

Y es que aún los Colores hablaron en los SÍMBOLOS AZTECAS y un día también la piedra fue pintada con el color verde del jade, el azul de las turquesas, el amarillo-oro, el blanco de las conchas, el negro de la obsidiana y EL ROJO SIMBOLIZANDO LOS RAYOS DE LUZ.

La PIEDRA estuvo en SU NICHO quizá hasta que Hernán Cortés mandó quitar los ídolos "y limpiar aquellas capillas donde los tenían, cuando todavía Gobernaba MOTECUZOMA. Puede ser también que la GRAN PIEDRA DEL SOL haya sido arrojada fuera de su Templo en la fecha en que mandó quemar todas "las casas grandes de la plaza". Lo cierto es que, a partir de agosto de 1521 y durante los primeros 38 años de la colonia, la piedra de 24 toneladas permaneció expuesta, ya mutilada, en un costado de la Plaza Mayor.

Fray Diego Durán dice haberla visto junto a la acequia, "donde cotidianamente se hace un mercado frontero de las casas reales; donde perpetuamente se recogían cantidad de negros a jugar y a cometer otros atroces delitos, matándose unos a otros. De donde el Ilustrísimo y Reverendísimo, señor Don Fray Alonso de Montúfar, de Santa y Loable memoria, Arzobispo Dignísimo de México, de la Orden de los Predicadores, la mandó enterrar, viendo lo que allí pasaba de males y homicidios y también, a lo que sospecho, fue persuadido la mandase quitar de allí.

En 1559, según la Cuenta de los Días de los AZTECAS, se cerraba un NUEVO CICLO SAGRADO de 52 años, Simbolizados en la parte superior de la PIEDRA por CUATRO CAÑAS ATADAS EN UN NUDO QUE MARCA LA UNIÓN DE DOS CALENDARIOS: EL SOLAR Y EL RITUAL. Era la fecha de la CEREMONIA DEL FUEGO NUEVO. En un intento por sofocar la amenaza de los ritos "paganos", la PIEDRA fue volteada y arrojada a la acequia donde quedó sepultada junto con los escombros de la ANTIGUA TENOCHTITLAN.

Por: Lucio Vilchis Zapata

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